Introducción al Teatro: Orígenes y Evolución

Study Notes

El teatro tiene su origen en los antiguos griegos y se remonta a los festejos dedicados a Dionisos en el mes de marzo.
Dionisos es el dios del vino, la inspiración, el delirio místico y la fecundidad.

Algunos estudiosos creen que las representaciones teatrales se derivaron de cantos y procesiones en las que participantes se disfrazaban con máscaras para evocar a los genios de la tierra y la fecundidad.
Otros creen que las fiestas dionisíacas fueron el marco en el que se integraron representaciones dramáticas regulares.

El teatro adoptó dos formas diferenciadas desde sus orígenes: la Tragedia y la Comedia.
En el s.XIX, se sumó el Drama como tercer género teatral, cuyos antecedentes se encuentran en la Tragicomedia renacentista y la mezcla de géneros en el teatro español del Siglo de Oro y el teatro Isabelino inglés.

El teatro tiene su origen en los festejos de los antiguos griegos en honor a Dionisos, dios del vino, la inspiración, el delirio místico y la fecundidad.
Las representaciones teatrales pueden haber derivado de cantos y procesiones en las que participantes se disfrazaban con máscaras para evocar a los genios de la tierra y la fecundidad.

La tragedia es uno de los dos géneros teatrales más antiguos, junto con la comedia.
En las tragedias, los personajes protagonistas suelen ser reyes, héroes, semidioses que se enfrentan a un destino adverso que los lleva inexorablemente hacia la muerte y la destrucción.
El estilo lingüístico es elevado y grandilocuente debido a la seriedad del tema.
La gran época de la tragedia correspondió a la Grecia y la Roma clásicas, con autores como Esquilo, Sófocles, Eurípides y Séneca.

En las comedias, los personajes protagonistas suelen ser hombres y mujeres comunes que se encuentran en situaciones absurdas o irrisorias para diversión de los espectadores.
El desenlace de las comedias suele ser feliz y optimista.
El fin de la comedia es hacer reír al público y reconocer vicios, defectos y lacras sociales.

El drama surgió en el siglo XIX como una forma que combina elementos de la tragedia y la comedia.
La pretensión del drama es ser un reflejo de la vida, con personajes, situaciones y conflictos cercanos a los vividos por los espectadores.
Autores como Chejov o Ibsen dieron al drama una gran profundidad simbólica y ética en el siglo XIX.