Historia Económica de Europa entre 1750 y 1913

Se alterna el cultivo de cereales con otros como forrajes, leguminosas y tubérculos para mejorar la fertilidad del suelo.

Aumento del número de animales, tamaño y calidad de la carne, leche y otros productos ganaderos.

El barbecho, un periodo de descanso del suelo, dejó de utilizarse, intensificando la producción agrícola.

La producción agrícola aumentó y la cantidad de productos por unidad de tierra se incrementó.

La población española creció entre 1500 y 1591 a una tasa del 0,4% anual.

La población europea creció en el siglo XVII a una tasa menor que la de la población española.

La intensificación agrícola, el desarrollo ganadero y la desaparición del barbecho fueron factores importantes en la mejora de las condiciones de vida de los campesinos.

La población española creció a una tasa del 0,4% anual entre 1500 y 1591.

La economía alemana tras la Primera Guerra Mundial se enfrentó a dificultades debido a las reparaciones de guerra impuestas, la falta de apoyo de Estados Unidos y las políticas monetarias expansivas que generaron inflación.

Tras la Primera Guerra Mundial, Estados Unidos abandonó unilateralmente el patrón oro en 1919.

La Conferencia Económica Internacional de Bruselas en 1920 recomendó restaurar las paridades fijas de las monedas con respecto al oro y abandonar las políticas de presupuestos equilibrados.

La Conferencia Monetaria de Génova en 1922 proponía que se estableciera un tipo de cambio de las monedas con respecto al oro.

La tasa de crecimiento del PIB per cápita de Japón entre 1918 y 1929 fue del 4%.

La tasa de crecimiento del PIB per cápita de Estados Unidos entre 1918 y 1929 fue del 5%.

La tasa de crecimiento del PIB per cápita de España entre 1918 y 1929 fue del 2,7%.

La tasa de crecimiento del PIB per cápita de Francia entre 1918 y 1929 fue del 1,5%.

Países que se caracterizan por tener tasas de crecimiento de población y económico diferentes a las de Bélgica, Alemania y Francia durante el período 1750-1850.

Estos países no desarrollaron sus industrias del hierro, infraestructura económica ni manufacturas textiles durante el período 1750-1850.

Los países 'rezagados' no experimentaron la misma transformación industrial que países como Francia, Bélgica y Alemania.

Las tasas de crecimiento económico y de población de los países 'rezagados' no fueron tan elevadas como en otros países europeos durante 1750-1850.

Los países 'rezagados' no compartieron un 'proceso' industrial similar al de otros países europeos durante el período 1750-1850.

Los países 'rezagados' no experimentaron las mismas tasas de crecimiento económico y de población que Bélgica, Alemania y Francia durante el período 1750-1850.

Los países 'rezagados' no desarrollaron sus industrias del hierro y sus infraestructuras económicas durante el período 1750-1850.

Los países 'rezagados' no pasaron por un 'proceso' industrial similar al de otros países europeos durante el período 1750-1850.

El crecimiento de la producción industrial per cápita en Bélgica, Francia y Alemania fue superior al 1% anual desde 1800.

El crecimiento de la producción industrial per cápita en Bélgica, Francia y Alemania fue superior al 2% anual desde 1750, de entre el 3% y el 4% anual desde 1750, o entre el 4% y el 5% anual desde 1800.

La integración económica europea entre 1850 y 1913 se evidencia en el aumento de la población urbana, la migración y el crecimiento poblacional, y la distribución sectorial de la población activa.

La integración económica de Europa en 1913 era más evidente en los países del norte de Europa, así como en Estados Unidos, Canadá, Australia y Japón.

La integración económica europea se refiere a la creciente interconexión y dependencia entre las economías de los países europeos durante el período indicado.

La convergencia económica entre países europeos en diferentes etapas de industrialización se refiere a la tendencia de las naciones con industrialización tardía a acercarse al nivel de desarrollo de las naciones más industrializadas.

La integración económica europea entre 1850 y 1913 se produjo gracias al aumento de la población en los países europeos.

La integración económica europea entre 1850 y 1913 se produjo debido a la migración y el crecimiento demográfico en los países europeos.

Durante la Gran Depresión, la mayoría de los países implementaron políticas proteccionistas, aumentando aranceles y cuotas para proteger su economía. Se priorizó la supervivencia nacional sobre la cooperación internacional.

La expansión de la base monetaria en los EE. UU. durante la Gran Depresión, buscando estimular la economía, tuvo el efecto contrario, agravando la deflación.

España experimentó un periodo de prosperidad en la década de 1920, gracias a una coyuntura económica internacional favorable que promovía las exportaciones, la inversión extranjera y la innovación tecnológica.

La recuperación económica de la crisis de 1929 fue lenta y en algunos países no llegó hasta el inicio de la Segunda Guerra Mundial.

Durante la Gran Depresión, las devaluaciones competitivas, una técnica para ganar ventaja comercial mediante la depreciación de la moneda, no se aplicaron sistemáticamente.

La industrialización en España llegó después de la Gran Depresión, cuando países industrializados ya llevaban décadas de desarrollo.

La crisis de 1929 en España no fue tan intensa como en la mayoría de los países, pero tuvo un impacto notable en la economía española.

El crecimiento de la economía asiática durante la Gran Depresión, con excepción de Japón, fue lento e inestable.

El estado no debía intervenir en la economía, los Estados Unidos se involucraron en la reconstrucción económica de Europa, y estas dos cosas fueron esenciales para el crecimiento económico posterior a la Segunda Guerra Mundial.

Esta etapa (1945-1973) se caracterizó por un crecimiento económico notable, aunque no se contó con las reparaciones impuestas a los países vencidos, y se produjeron manifestaciones de descontento en algunas naciones occidentales.

En 1973, Estados Unidos, Canadá, Australia y Nueva Zelanda representaban el 30% del PIB mundial, mientras que Japón representaba el 16%. Europa Occidental, por su parte, representaba el 25,7% del PIB mundial, y Europa del Este y la Unión Soviética representaban el 12,9% del PIB mundial.

Las décadas de 1950 y 1960 fueron un periodo de notable crecimiento del empleo, producción y comercio, con una notable estabilidad de precios. Este crecimiento propició un proceso de convergencia real a nivel mundial.

La economía del mundo experimentó un gran crecimiento en las décadas de 1950 y 1960, pero en las tres últimas décadas del siglo XX, la economía mundial experimentó desaceleración del crecimiento, crisis económicas y mayor desigualdad.