Historia del Perú: Independencia y Tratado de Ancón

Study Notes

En el Perú hubo pequeñas sublevaciones contra el poder español antes de 1820, como la de Francisco de Zela en Tacna y Mateo Pumacahua en Cusco.
Los ejércitos en el sur y norte de Sudamérica luchaban con éxito contra el imperio español.
La élite limeña y la élite criolla en el país consideraron que no era conveniente la ruptura con el imperio español, ya que los países ubicados hacia el lado del Atlántico (Venezuela, Colombia, Uruguay y Argentina) serían los que saldrían ganando con la independencia.
El Perú quedaría más aislado que antes una vez que se perdiese el vínculo con España, que era el conector de las economías peruanas con el mercado europeo.
El arribo de fuerzas libertadoras externas provocó un tremendo costo económico para el Perú, incluyendo el pago del servicio de las tropas y los servicios de los oficiales que habían prestado no solo en el Perú, sino también en aquellos países que habían sido previamente emancipados.

La independencia del Perú significó un precio alto en términos económicos.
Las pérdidas fueron mayores que las ganancias, ya que la economía peruana quedó más aislada de Europa de lo que estuvo durante el régimen colonial.
Después de la independencia, el Perú debía competir con otras economías más ventajosamente ubicadas, con recursos naturales o capitales más eficaces.
La economía peruana era pequeña frente a las europeas y frente a países americanos como EE UU, Brasil o México.
Se perdió el mercado común sudamericano, con quienes se compartía un área de comercio protegido, con una misma moneda, una misma legislación y los mismos impuestos.

La derrota del Perú en la guerra del salitre (1879-1883) alteró drásticamente el modelo seguido hasta ese entonces por la economía peruana.
La guerra consistió principalmente en la movilización de tropas y armas de destrucción que anulen la capacidad de respuesta del enemigo para la defensa de su territorio y de sus ciudades.
La movilización de hombres y de armas requerían barcos y ferrocarriles, lo que fue difícil para el Perú debido a su falta de recursos y tecnología.
La suspensión del pago de la deuda externa en 1876 dejó al Perú con malas perspectivas para recibir crédito externo.
Chile prometió a Gran Bretaña que de ganar la guerra respetaría el control por parte de los empresarios privados.

La firma de un acuerdo de paz y, en consecuencia, la desocupación del Perú por el ejército chileno se dilató casi tres años después de la caída de Lima.
El ejército chileno se sostenía materialmente de los recursos que podía arrancar a los peruanos.
La prolongación de la ocupación fue costosa y descapitalizó la economía peruana.
El Tratado de Ancón (1883) estableció la cesión perpetua de la provincia de Tarapacá y la cesión temporal por 10 años de las provincias de Arica y Tacna.
Chile asumiría el pago de los certificados salitreros emitidos por el gobierno peruano y Perú tendría que entregar a Chile un millón de toneladas de guano como indemnización de guerra.
La mitad de las ganancias por las exportaciones de guano serían repartidas a los acreedores.