Freud y la angustia en su obra

Freud intentó, por primera vez, comprender la angustia a través del estudio de las neurosis actuales, centrándose en las interferencias de la descarga de la tensión sexual.

El principio de constancia, basado en las ideas de Fechner, plantea que el sistema nervioso busca reducir o mantener constante el nivel de excitación.

Freud conectó la interferencia en la descarga de la tensión sexual en las neurosis de angustia con el principio de constancia, concluyendo que la excitación acumulada se transformaba en angustia.

Freud encontró que las personas con neurosis de angustia mostraban dificultades a la hora de descargar la tensión sexual, lo que llevó a su hipótesis de la transformación de la excitación en angustia.

Freud utilizó un enfoque neurofisiológico para explicar la angustia, buscando comprender los procesos psicológicos en términos de la fisiología.

Freud encontró que la angustia estaba estrechamente ligada a la represión de lo sexual, lo que le llevó a estudiar la angustia desde el punto de vista de la neurosis.

Freud realizó cambios importantes en su comprensión de la angustia a lo largo de su carrera, a medida que profundizaba sus investigaciones.

Freud inicialmente creía que la angustia surgía de la libido transformada, pero luego cambió su teoría.

Freud propuso que la angustia es una respuesta a situaciones de peligro, tanto externas como internas.

La angustia neurótica es una reacción a la incapacidad de manejar la excitación sexual interna.

La angustia realista es una reacción a peligros externos o amenazas del mundo real.

El trabajo de Freud sugiere que la angustia neurótica y la realista tienen una base común.

La angustia neurótica proviene de la incapacidad de lidiar con las pulsiones sexuales internas.

Freud encontró la relación entre la angustia y la represión sexual, lo que lo llevó a estudiar la angustia desde el punto de vista de la neurosis.

Freud revisó su teoría de la angustia, reconociendo que incluso en la neurosis de angustia, la angustia es una respuesta a situaciones traumáticas.

La angustia neurótica es un tipo de angustia derivada de conflictos internos, mientras que la angustia realista surge de amenazas del mundo exterior.

La acción de escribir es vista como un sustituto simbólico del acto sexual.

Caminar puede ser visto como la representación simbólica de pisar el vientre de la Madre Tierra.

El yo, para evitar conflictos con el ello o el superyó, renuncia a actividades que podrían ser interpretadas como simbólicamente prohibidas.

Las inhibiciones pueden ser un mecanismo de autopunición, donde el yo evita actividades que le podrían traer éxito o satisfacción.

El yo puede experimentar una disminución general en su energía disponible debido a situaciones que requieren un gran esfuerzo mental, como un duelo.

Las inhibiciones generales son como un especulador que limita sus gastos porque tiene su dinero inmovilizado.

Un ejemplo de inhibición general intensa se puede observar en un paciente obsesivo que sufre fatiga después de una situación que debería haberle provocado ira.

Las inhibiciones generalizadas pueden ser un factor importante en estados depresivos y melancolía.

Las inhibiciones son restricciones de las funciones del yo, ya sea por precaución o por falta de energía.

Un síntoma es algo que afecta al yo, mientras que una inhibición es un proceso interno del yo.

La angustia no es un producto nuevo de la represión, sino una reproducción de un estado afectivo basado en una imagen mnémica preexistente.

Freud sugiere que la angustia se origina en vivencias traumáticas tempranas, similar a un ataque histérico, pero como un arquetipo normal.

El nacimiento, como primera experiencia individual de angustia, deja una huella en la expresión del afecto de angustia, similar a un símbolo mnémnico.

El afecto de angustia es una necesidad biológica fundamental en situaciones de peligro, un símbolo que se ha creado para lidiar con la amenaza.

Freud no cree que cada episodio de angustia sea una reproducción exacta del trauma del nacimiento.

El síntoma es un indicador y un sustituto de una satisfacción pulsional bloqueada, resultante del proceso de represión.

El yo, a veces bajo la influencia del superyó, decide bloquear la investidura pulsional que surge del ello.

El proceso de represión impide que la representación de la moción desagradable llegue a la conciencia.

El análisis psicoanalítico demuestra que la moción pulsional reprimida se mantiene en el inconsciente.

La represión no solo bloquea la conciencia, sino que también impacta en la satisfacción del deseo.

A causa de la represión, el placer esperado por la satisfacción se convierte en displacer.

La represión inhibe o desvía el curso de la excitación en el ello, evitando que se produzca.

La represión le da al yo un poder influyente sobre los procesos del ello, pero se debe investigar cómo lo logra.

La represión es un mecanismo que impide la expresión de las pulsiones inaceptables en la conciencia.

El yo, influenciado por el superyó, puede bloquear las pulsiones que surgen del ello mediante la represión.