Tema N°19 (Estudio)

Neuronas que reciben información de los receptores gustativos y transmiten estas señales al cerebro.

Estructuras en forma de hongo que se encuentran en la superficie de la lengua y contienen botones gustativos.

Estructuras que se encuentran en la base de la lengua y contienen muchos botones gustativos.

Región del cerebro donde se procesa la información del gusto.

Sustancias que estimulan los receptores gustativos.

Nervios craneales que transmiten señales del gusto al cerebro.

Proceso por el cual las sustancias químicas en los alimentos se convierten en señales eléctricas que el cerebro puede interpretar.

Estructura en la lengua que aumenta la fricción con los alimentos, ayudando a moverlos en la boca.

El sentido del gusto es un sentido químico que percibe sabores, pero no se limita a ellos. Se basa en cinco sabores primarios: agrio, dulce, amargo, salado y umami.

El umami es un quinto sabor descubierto recientemente. Se describe como delicioso o sabroso, y está relacionado con la presencia de glutamato monosódico (MSG).

Los demás sabores, como los del chocolate o el café, son una combinación de los cinco sabores primarios, junto con sensaciones olfatorias y táctiles.

Los receptores del gusto se encuentran principalmente en la lengua, pero también en otras áreas como el paladar, la garganta y la epiglotis.

El órgano sensorial del gusto es el botón gustativo (bulbo gustativo). Contiene tres tipos de células: células de sostén, células receptoras del gusto y células basales.

Cada célula receptora del gusto tiene una microvellosidad (cilio gustativo) que se proyecta hacia la superficie externa del botón gustativo.

Las células basales se reproducen y luego se diferencian en células receptoras del gusto, que tienen una vida aproximada de 10 días.

La sensibilidad al gusto disminuye con la edad, lo que explica porque las personas mayores a veces pierden la capacidad de percibir algunos sabores.

El sentido del gusto detecta 5 sabores primarios: agrio, dulce, amargo, salado y umami. El umami se describe como "delicioso" o "sabroso" y es detectado por receptores que son estimulados por el glutamato monosódico (MSG).

La mayoría de nuestros botones gustativos se encuentran en la lengua, pero también hay algunos en el paladar, la faringe y la epiglotis. Estos botones contienen células receptoras que detectan los sabores.

Cada botón gustativo está formado por tres tipos de células: células de sostén, células receptoras del gusto y células basales. Las células de sostén rodean las células receptoras del gusto, que se proyectan hacia el exterior a través del poro gustativo.

Las células basales se reproducen constantemente y se diferencian en células receptoras del gusto, que tienen una vida útil de aproximadamente 10 días.

Los olores de los alimentos también estimulan nuestros receptores olfatorios, lo que contribuye a nuestra percepción del sabor. Al tener un resfriado, la dificultad para saborear se debe a la disminución del olfato, no del gusto.

La sensibilidad al gusto disminuye con la edad. Esto puede explicar por qué las personas mayores a veces pierden la capacidad de percibir algunos sabores.

Todos los sabores excepto los cinco primarios son combinaciones de estos, junto con sensaciones olfatorias y táctiles. El chocolate, por ejemplo, estimula múltiples receptores.

La concentración de una sustancia en el alimento puede ser miles de veces más estimulante para el olfato que para el gusto. El olfato es mucho más sensible.

Las papilas circunvaladas, también llamadas caliciformes, son grandes protuberancias en forma de V invertida en la base de la lengua. Cada papilla contiene cientos de botones gustativos.

Las papilas foliadas se encuentran en los bordes laterales de la lengua. Son pliegues en forma de hojas y contienen menos botones gustativos que las otras papilas.

El nervio facial (VII) inerva los dos tercios anteriores de la lengua, el nervio glosofaríngeo (IX) el tercio posterior y el nervio vago (X) la parte más posterior.

Las sustancias químicas que estimulan los receptores del gusto se llaman sustancias gustativas. Cuando se disuelven en saliva, entran en contacto con los cilios gustativos, donde ocurre la transducción, transformando las sustancias químicas en señales eléctricas.

La información del gusto viaja por los nervios craneales hasta el bulbo raquídeo. Desde allí, parte se dirige al sistema límbico y el hipotálamo, y otra al tálamo. Finalmente, las señales del gusto llegan al área gustativa primaria en el lóbulo parietal de la corteza cerebral.

La percepción consciente del gusto se produce cuando las señales del gusto llegan al área gustativa primaria en el lóbulo parietal de la corteza cerebral.