El castillo en los Apeninos

Vi envuelto en viva luz un cuadro que hasta entonces no ______.

Era el retrato de una joven ya ______, casi mujer.

Los brazos, el seno y las puntas de sus radiantes cabellos, pendíanse en la sombra vaga, pero ______, que servía de fondo a la imagen.

El marco era oval, magníficamente dorado, y de un bello estilo ______.

No podía creer que mi imaginación, al salir de su delirio, hubiese tomado la cabeza por la de una ______ viva.

El castillo en el cual mi criado se le había ocurrido penetrar a la fuerza en vez de permitirme, malhadadamente herido como estaba, era uno de esos edificios mezcla de grandeza y de melancolía que durante tanto tiempo levantaron sus altivas frentes en medio de los ______, tanto en la realidad como en la imaginación de Mistress Radcliffe.

Según toda apariencia, el castillo había sido recientemente ______, aunque temporariamente.

Nos instalamos en una de las habitaciones más pequeñas y menos suntuosamente amuebladas.Estaba situada en una torre aislada del resto del ______.

Su decorado era rico, pero antiguo y sumamente ______.

Los muros estaban cubiertos de tapicerías y adornados con numerosos trofeos heráldicos de toda clase, y de ellos pendían un número verdaderamente prodigioso de pinturas modernas, ricas de estilo, encerradas en sendos marcos dorados, de gusto ______.