Control de Plagas y Toxicología

Sustancias activas y preparados que se distribuyen para controlar plagas en vegetales o productos vegetales. También se utilizan para preservar la calidad de los alimentos o eliminar vegetación indeseada. Aumentan la productividad y la seguridad alimentaria, pero requieren manejo responsable.

Cualquier sustancia o mezcla que destruya, neutralice o controle organismos nocivos. Su uso debe ser seguro y responsable, respetando el medio ambiente.

Un sistema de clasificación que agrupa sustancias biocidas y fitosanitarias según su mecanismo bioquímico de acción en el organismo nocivo.

Productos que se venden con la intención de transformarse en sustancias activas durante su uso. Son utilizados en la generación de sustancias activas.

El uso de sustancias químicas para controlar plagas, como biocidas y fitosanitarios, que pueden brindar respuestas rápidas y eficaces.

La aplicación de productos químicos debe adaptarse al tipo de plaga y su ciclo biológico para lograr la máxima eficacia.

Se recomienda utilizar técnicas de aplicación que minimicen el riesgo de contaminación ambiental, como la aplicación dirigida o el uso de equipos especializados.

El uso de productos químicos requiere un seguimiento constante de la plaga para evaluar su efectividad y detectar posibles resistencias.

Es fundamental evaluar los posibles impactos ambientales del uso de productos químicos, como la contaminación del suelo, agua y aire.

La lucha química puede generar resistencia en las plagas, dificultando su control a largo plazo.

Los productos químicos mal manipulados pueden ser peligrosos para la salud humana, provocando intoxicaciones o problemas de salud crónicos.

La lucha química debe combinarse con estrategias de control integrado de plagas (CIP), como métodos biológicos o físicos, para reducir la dependencia de productos químicos.

Cuando la resistencia a un insecticida también protege contra otro, aunque la plaga no ha estado expuesta al segundo.

La capacidad de un organismo de absorber una sustancia más rápidamente de lo que puede metabolizarla o eliminarla.

Aumento progresivo de la concentración de plaguicidas en los organismos a medida que se asciende en la cadena alimentaria.

Uso excesivo o inapropiado de plaguicidas, que puede aumentar la probabilidad de resistencia.

Rotar o alternar plaguicidas con diferentes modos de acción para evitar la resistencia.

Métodos de control de plagas que no dependen de químicos, como el control biológico.

Los plaguicidas persistentes se descomponen lentamente en el medio ambiente, aumentando su probabilidad de bioacumulación.

Sustancias obtenidas directamente de fuentes naturales, como plantas, animales, minerales o microorganismos. Se extraen mediante procesos físicos o químicos sin reacciones artificiales.

Compuestos elaborados mediante procesos químicos en laboratorios o industria, no existentes en la naturaleza en esa forma.

Productos químicos naturales derivados de plantas, animales, minerales o microorganismos, generalmente con menor impacto ambiental.

Compuestos elaborados en laboratorios, generalmente con mayor impacto ambiental y mayor toxicidad.

Influencia de los plaguicidas en el medio ambiente. Los plaguicidas naturales generalmente se degradan más rápido que los artificiales.

Efectos de los plaguicidas en los seres humanos. Los plaguicidas artificiales pueden ser muy tóxicos y requieren precaución.

Los aceites minerales son compuestos orgánicos derivados del petróleo o la hulla que actúan como insecticidas al bloquear los espiráculos de los insectos, interfiriendo con su respiración.

Los aceites minerales pueden impregnar los huevos de los insectos, interrumpiendo el intercambio de gases vital para el desarrollo del embrión.

Los aceites minerales son menos tóxicos en dosis bajas y se degradan más fácilmente que otros tipos de plaguicidas.

Los aceites minerales se mezclan con agua para facilitar su aplicación.

Los aceites minerales pueden utilizarse como vehículo para transportar otros insecticidas o fungicidas, mejorando su eficacia.

Los aceites minerales pueden afectar a otros organismos (no objetivo) si no se utilizan correctamente.

Compuestos químicos que se originan de fuentes naturales, como plantas o minerales. Se utilizan para controlar plagas, pero pueden ser menos potentes o más específicos que los productos sintéticos.

Compuestos que se originan de procesos químicos en laboratorios, diseñados para combatir plagas de forma eficiente. Pueden ser más potentes que los naturales, pero pueden generar resistencia en las plagas.

Capacidad del compuesto o producto para controlar la plaga de forma efectiva. Se refiere a la eficacia del producto en la eliminación o reducción de la plaga.

Tiempo que el compuesto o producto permanece activo en el ambiente, controlando la plaga. Un producto persistente actúa durante un periodo prolongado, mientras que uno de baja persistencia necesita ser aplicado más frecuentemente.

Costos asociados a la fabricación, distribución y aplicación del producto. Pueden ser más altos para productos sintéticos que para productos naturales.

Impacto del producto sobre organismos que no son la plaga objetivo, como abejas, mariposas o animales. Un producto con bajo impacto en organismos no objetivo es más seguro para el medio ambiente.

Regulaciones gubernamentales que controlan la producción, comercialización y aplicación de los productos plaguicidas para garantizar su seguridad y evitar riesgos para la salud y el medio ambiente.

Áreas donde el producto es principalmente utilizado, como agricultura orgánica, huertos domésticos, agricultura convencional, grandes cultivos, etc.