Manual de Sociales (Historia) PDF
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German Santana Pérez, Ramón Diaz Hernández
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Este manual ofrece una guía para la enseñanza y aprendizaje de las ciencias sociales, con especial énfasis en la historia, para la educación primaria. Se exploran diferentes aspectos de la didáctica, el currículo y la programación de la asignatura, incluyendo las implicaciones de la LOMLOE y la importancia de la contextualización global de la historia. Se incluyen unidades de aprendizaje detalladas sobre el tema.
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ENSEÑANZA Y APRENDIZAJE DE LAS CIENCIAS SOCIALES II (HISTORIA) Germán Santana Pérez Ramón Díaz Hernández ÍNDICE PRESENTACIÓN DE LA ASIGNATURA……………………………………………… FUNDAMENTOS DE LA DIDÁCTICA DE LA HISTORIA....………………………. OBJETIVOS GENERALES DE LA ASIGNATURA…………………………………...
ENSEÑANZA Y APRENDIZAJE DE LAS CIENCIAS SOCIALES II (HISTORIA) Germán Santana Pérez Ramón Díaz Hernández ÍNDICE PRESENTACIÓN DE LA ASIGNATURA……………………………………………… FUNDAMENTOS DE LA DIDÁCTICA DE LA HISTORIA....………………………. OBJETIVOS GENERALES DE LA ASIGNATURA………………………………….. COMPETENCIAS……………………………………………………………………… ESQUEMA DE LOS CONTENIDOS…………………………………………………… BIBLIOGRAFÍA……………………………………………………………………….. UNIDAD DE APRENDIZAJE 1. LA DIDÁCTICA DE LAS CIENCIAS SOCIALES II. LA HISTORIA…………………………………………………………… PRESENTACIÓN………………………………………………………………………. OBJETIVOS/COMPETENCIAS………………………………………………………. ESQUEMA DE LOS CONTENIDOS…………………………………………………. EXPOSICIÓN DE LOS CONTENIDOS………………………………………………. 1. La didáctica de las ciencias sociales: la historia como ciencia……………………… 1.1. Pensamiento crítico e historia crítica…………………………………………. 2. Los objetivos centrales del conocimiento de la historia en la enseñanza primaria… 3. La finalidad de la enseñanza de la historia…………………………………………. 3.1. ¿Por qué las niñas y los niños deben aprender historia? ………………… 4. Conclusiones…….………………………………………………………………….. ACTIVIDADES……………………………………………………………………….. BIBLIOGRAFÍA………………………………………………………………………. EJERCICIOS DE AUTOEVALUACIÓN……………………………………………. SOLUCIONES A LOS EJERCICIOS DE AUTOEVALUACIÓN………………….. MATERIAL COMPLEMENTARIO (ANEXOS)…………………………………… GLOSARIO…………………………………………………………………………. UNIDAD DE APRENDIZAJE 2. EL CURRÍCULO DEL ÁREA DE CONOCIMIENTO DEL MEDIO NATURAL, SOCIAL Y CULTURAL EN LA EDUCACIÓN PRIMARIA ……………………………………………….. PRESENTACIÓN………………………………………………………………………. OBJETIVOS…………………………………………………………………………….. ESQUEMA DE LOS CONTENIDOS………………………………………………….. EXPOSICIÓN DE LOS CONTENIDOS………………………………………………... 1. Nueva estructura de la enseñanza primaria………………………… 2. La educación primaria en la LOMLOE………………………………………………………. 2.1. Principios generales del currículo básico en la educación primaria…………………. 2.2. Principios pedagógicos……………………………………………………………….. 3. El nuevo marco normativo de la educación primaria y su adaptación a la realidad canaria... 4. El papel de las ciencias sociales dentro de los objetivos generales de la educación primaria...... 4.1. Conocimiento del Medio Natural, Social y Cultural en la nueva normativa de la Enseñanza Primaria…………………………………………………………………………… 4.2. Conocimiento del Medio Natural, Social y Cultural………………………………. 4.3. Contribución del área a los objetivos de etapa……………………………………. 4.4. Contribución del área a las competencias clave…………………………………… 4.5. Los bloques competenciales……………………………………………………… 4.6. Competencias específicas y criterios de evaluación………………………………. 4.7. Los Saberes básicos……………………………………………………………… 4.8. Situaciones de aprendizaje, orientaciones metodológicas, estrategias y recursos didácticos…………………………………………………………………………………………. 5. Los saberes básicos en la educación primaria…………………… 6. Conclusiones……………………………………………………………………………….… ACTIVIDADES……………………………………………………………………….. BIBLIOGRAFÍA………………………………………………………………………. EJERCICIOS DE AUTOEVALUACIÓN……………………………………………. SOLUCIONES A LOS EJERCICIOS DE AUTOEVALUACIÓN…………………… MATERIAL COMPLEMENTARIO (ANEXOS)…………………………………… GLOSARIO…………………………………………………………………………….. UNIDAD DE APRENDIZAJE 3. EL TIEMPO HISTÓRICO Y SU COMPRENSIÓN. EL TIEMPO PERSONAL, SOCIAL E HISTÓRICO………………… PRESENTACIÓN………………………………………………………………………. OBJETIVOS/COMPETENCIAS……………………………………………………….. ESQUEMA DE LOS CONTENIDOS………………………………………………….. EXPOSICIÓN DE LOS CONTENIDOS………………………………………………... 1. El tiempo histórico y su comprensión: el tiempo personal, social y el histórico…… 1.1. Percepción y delimitación………………………………………………………. 2. Comprensión de los cambios y permanencias…………………………………………. 3. Cronología y periodización……………………………………………………………. 3.1. La construcción de las eras y los calendarios…………………………………… 3.2. La estructuración del tiempo en etapas: la periodización……………………… 3.2.1. Las etapas convencionales de la actualidad………………………………… 4. Conclusiones…………………………………………………………………………. ACTIVIDADES………………………………………………………………………… BIBLIOGRAFÍA………………………………………………………………………. EJERCICIOS DE AUTOEVALUACIÓN…………………………………………….. SOLUCIONES A LOS EJERCICIOS DE AUTOEVALUACIÓN……………………. MATERIAL COMPLEMENTARIO (ANEXOS)………………………………………. GLOSARIO…………………………………………………………………………….. UNIDAD DE APRENDIEZAJE 4. LOS PROCEDIMIENTOS EN LA ENSEÑANZA DE LA HISTORIA. LA ENSEÑANZA Y EL APRENDIZAJE DE LA EVOLUCIÓN DE LA HUMANIDAD A LO LARGO DE LA HISTORIA. DESTREZAS, MOTIVACIÓN Y COGNICIÓN PRESENTACIÓN……………………………………………………………………….. OBJETIVOS/COMPETENCIAS………………………………………………………... ESQUEMA DE LOS CONTENIDOS…………………………………………………… 1. Introducción: los procedimientos generales en la enseñanza y aprendizaje de la historia. 2. Los procedimientos en la enseñanza de la historia……………………………………. 3. ¿Cómo no se debe enseñar la historia?.……………………………………………….. 4. Consideraciones generales acerca de los procedimientos en la enseñanza de la historia 5. ¿Cómo deberíamos enseñar la historia?……………………………………………… 6. Procedimientos recomendables en la enseñanza de la historia………………… 7. Propuestas y estrategias docentes para la enseñanza de la historia………………. 8. Conclusiones………………………………………………………………………. ACTIVIDADES…………………………………………………………………. BIBLIOGRAFÍA…………………………………………………………………… EJERCICIOS DE AUTOEVALUACIÓN…………………………………………. SOLUCIÓN A LOS EJERCICIOS DE AUTOEVALUACIÓN…………………… MATERIAL COMPLEMENTARIO (ANEXOS)……………………………….. GLOSARIO……………………………………………………………………………. UNIDAD DE APRENDIZAJE 5. LA PROGRAMACIÓN DE LA ENSEÑANZA DE LA HISTORIA EN LA EDUCACIÓN PRIMARIA: CRITERIOS GENERALES Y ESPECÍFICOS. LA HISTORIA EN EL CURRÍCULO. LA HISTORIA UNIVERSAL, ESPAÑOLA Y CANARIA. LA HISTORIA LOCAL O MICROHISTORIA. PRESENTACIÓN……………………………………………………………………….. OBJETIVOS/COMPETENCIAS……………………………………………………….. ESQUEMA DE LOS CONTENIDOS………………………………………………….. EXPOSICIÓN DE LOS CONTENIDOS……………………………………………….. 1. La programación en el contexto de los objetivos generales de la primaria…………… 2. La didáctica de la historia en la enseñanza primaria………………………………… 3. Estrategia para trabajar los períodos históricos en la enseñanza primaria………….. 4. Un ejemplo práctico de secuencia didáctica…………………………………………. 5. La historia local, regional, nacional y universal………………………………….. 5.1. La historia local………………………………………………………………. 5.2. La historia regional…………………………………………………………… 5.3. La historia de España…………………………………………………………. 5.4. La historia universal………………………………………………………….. 6. Ejemplo práctico de programación de una unidad didáctica…………………………. ACTIVIDADES…………………………………………………………………………. BIBLIOGRAFÍA…………………………………………………………………………. EJERCICIOS DE AUTOEVALUACIÓN………………………………………………. SOLUCIÓN A LOS EJERCICIOS DE AUTOEVALUACIÓN………………………… GLOSARIO……………………………………………………………………………… UNIDAD DE APRENDIZAJE 6: EL COMENTARIO DE TEXTO Y OTRAS PROPUESTAS DIDÁCTICAS PARA TRABAJAR LA HISTORIA EN PRIMARIA………………………………………………………………… PRESENTACIÓN………………………………………………………………………… OBJETIVOS/COMPETENCIAS………………………………………………………… ESQUEMA DE LOS CONTENIDOS……………………………………………………. EXPOSICIÓN DE LOS CONTENIDOS…………………………………………………. 1. Introducción: la importancia del comentario de texto en la enseñanza de la historia……. 1.1 El trabajo con documentos históricos en la enseñanza de la historia…................ 1.2. Propuesta práctica sobre cómo comentar un texto……………………………… 2. Ejemplo práctico de comentario de texto……………………………………………… 3. Análisis de gráficos, tablas y mapas históricos………………………………………. 4. Los medios audiovisuales …………………………………………………………….. 4.1. Películas, vídeos y cortometrajes……………………………………………… 4.2. Ejemplo práctico de comentario de película: La Misión………………………… 4.3. Cuadros y grabados……………………………………………………………… 4.4. Internet, vídeo juegos y otras herramientas aplicadas al comentario de las ciencias sociales. 4.5. Audiciones…………………………………………………………………….. 4.6. Clases fuera del aula…………………………………………………………… 4.7. Visita a la biblioteca……………………………………………………………. 4.8. La visita a los archivos, museos y exposiciones………………………………… 4.9. Los viajes didácticos o salidas de campo……………………………………….. ACTIVIDADES………………………………………………………………………….. BIBLIOGRAFÍA………………………………………………………………………… EJERCICIOS DE AUTOEVALUACIÓN………………………………………………. SOLUCIONES A LOS EJERCICIOS DE AUTOEVALUACIÓN……………………… GLOSARIO……………………………………………………………………………… PRESENTACIÓN DE LA ASIGNATURA La historia se ha definido tradicionalmente como el conjunto de hechos ocurridos en tiempos pasados. Desde una perspectiva general, la historia es ante todo una ciencia social, pero nunca podrá ser considerada como una ciencia exacta, hasta el punto de que la misma noción de qué es la historia, de cómo se hace, cómo se imparte su enseñanza, de qué es en ella verdaderamente relevante ha sido, es y será objeto de la más intensa discusión. Durante un largo período de tiempo prevaleció la práctica docente de una historia puramente descriptiva en donde los personajes distinguidos, las fechas, los lugares y los acontecimientos eran inventariados y memorizados rutinariamente sin el menor resquicio crítico. La obra de la revista francesa Annales, editada en los años treinta, con su acento en el tiempo largo, la visión global e integral y la importancia de los cambios en las mentalidades, la cultura, la economía y la sociedad, se impuso en España tardíamente hasta muy entrada la segunda mitad del siglo XX. Gracias a esta nueva concepción aún en boga compartimos un concepto de historia como narrativa que ofrece una visión del presente sobre el presente, pero a través del pasado. El papel del docente de la historia, sobre todo en momentos de cambio como el que vivimos, es enseñar a pensar y desarrollar una actitud crítica, mostrando las cosas que han sucedido a lo largo del tiempo para que el alumnado la interprete. Ese empeño resulta difícil y no siempre se consigue. La Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa 8/2013, de 9 de diciembre, elimina en la enseñanza primaria los contenidos englobados en el Conocimiento del Medio, Natural, Social y Cultural y recupera la asignatura de Ciencias Sociales siguiendo un modelo tradicional de enseñanza y aprendizaje ya superado a juicio de los investigadores en educación histórica 1. Prescinde de los tres ciclos en los que se estructuraban los seis cursos de la etapa con la LOE de 2006 e introduce un examen externo en tercer curso y al finalizar la etapa de la Enseñanza Primaria. Esta Ley (conocida por sus siglas LOMCE) comenzó a aplicarse gradualmente durante el curso 2014-2015. En ella, los contenidos de historia que se promueven en los currículos de Primaria destacan por la ausencia de contextualización de las materias impartidas, que se limitan a la historia de España o en su caso al marco autonómico, sin relacionarlos suficientemente con acontecimientos y corrientes de la historia mundial. La LOMLOE, que tiene en cuenta los principios de equidad e inclusividad, fue publicada el 20 de diciembre de 2020. Pretende la participación activa de la comunidad educativa en la toma de decisiones, al tiempo que da importancia de la educación emocional, la creatividad y la cultura en el proceso de aprendizaje. También reconoce la importancia de las tecnologías aplicadas a la educación. 1 LÓPEZ FACAL, R. (2014): “La LOMCE y la competencia histórica”. Revista Ayer. La Historia Transnacional. Madrid, pp. 273-285 El presente manual consta de seis unidades de aprendizaje que tienen como principal finalidad la formación académica y humanística en la Enseñanza y Aprendizaje de las Ciencias Sociales II (Historia), materia que está incorporada a los planes de estudio del grado de enseñanza no presencial de Maestro Especialista en Educación Primaria de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Así mismo, es un referente que pretende contribuir a la formación en la enseñanza y aprendizaje del área de las Ciencias Sociales igualmente presente en el currículo de la Educación Primaria al tener presente que es una formación considerada como una necesidad social puesto que las personas que carecen de ella se ven privadas de conocimientos útiles para el ejercicio de la ciudadanía. Los contenidos que se encuentran en este manual tratan lógicamente aspectos didácticos muy variados siempre relacionados con la enseñanza y aprendizaje de materias que tienen que ver con las Ciencias Sociales (y más concretamente con la enseñanza y aprendizaje de la historia), cuyos contenidos científicos ya conoce bien o está a punto de conocer el futuro docente de Educación Primaria porque así consta, además, en su trayectoria académica y en su currículo profesional. La primera unidad de aprendizaje trata de la historia y su importancia científica, académica y social, pero sobre todo su destacado papel en la educación integral del alumnado de Primaria. La segunda unidad introduce al alumno de formación de maestro de Primaria en los procedimientos que se siguen para estructurar el currículo académico de los contenidos relacionados con las ciencias sociales y la historia. La tercera unidad de aprendizaje versa sobre la cronología en la historia, la controversia que suscita algunas periodizaciones y su abordaje en la docencia. La cuarta unidad de aprendizaje se adentra en los procedimientos recomendables en la enseñanza de las ciencias sociales y la historia en la primaria siguiendo unas determinadas estrategias docentes. La quinta unidad aborda la didáctica de la historia, la secuencia didáctica y la programación de las unidades didácticas. La sexta unidad de aprendizaje recomienda una serie de actividades y herramientas para trabajar con recursos didácticos que van desde el comentario de texto y la utilización de los medios audiovisuales hasta las visitas y salidas de campo para fomentar hábitos de observación directa, reconocimiento del medio, experimentación e investigación. Destacar que el manual de la asignatura se presenta dentro del marco científico y didáctico definido por la nueva concepción de las ciencias sociales como área de trabajo escolar implantada en nuestro sistema educativo por la Ley General de Educación de 1970. Con posterioridad a esa normativa, las nuevas leyes (LOGSE, LODE, LOCE, LOE, LOMCE y LOMLOE) han implantado sucesivas reformas en aquella prístina definición. Pero, por otro lado, la didáctica general, la didáctica de las ciencias sociales y la didáctica de la historia son disciplinas que no han dejado de evolucionar para convertirse finalmente en auténticas materias institucionalizadas académicamente con su propia epistemología que facilitan la enseñanza y aprendizaje del conocimiento científico y su transformación/reelaboración en conocimiento social escolar a través del proceso denominado “transposición didáctica”. FUNDAMENTOS DE LA DIDÁCTICA DE LA HISTORIA De acuerdo con los objetivos establecidos para el Grado de Educación Primaria por la Orden ECI/3857/2007 de 27 de diciembre –B.O.E nº 312, 29-XII-2008–, se pretende que los Maestros de Educación Primaria adquieran, entre otras, las competencias para conocer las áreas curriculares de la etapa, la relación interdisciplinar entre ellas, los criterios de evaluación y el cuerpo de conocimientos didácticos en torno a los procedimientos de enseñanza y aprendizaje respectivos. De este modo, el alumno debe ser capaz de diseñar, planificar y evaluar procesos de enseñanza y aprendizaje; asumir que el ejercicio de la función docente ha de ir perfeccionándose y adaptándose a los cambios científicos, pedagógicos y sociales a lo largo de la vida; valorar en su justa medida la responsabilidad individual y colectiva para la consecución de un futuro sostenible; reflexionar sobre las prácticas de aula para innovar y mejorar la labor docente; conocer y aplicar en los centros las tecnologías de la información y de la comunicación; asumir la defensa de la igualdad de género y los valores ciudadanos consagrados en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Para ello, el estudiante debe comprometerse con el autoaprendizaje como instrumento del desarrollo personal y de la responsabilidad profesional. En sintonía con la mencionada Orden ECI/3857/2007, en lo relativo al Módulo Didáctico Disciplinar, en la Materia Enseñanza y Aprendizaje de las Ciencias Sociales II (Historia) se plantea que los futuros maestros deben estar capacitados para, entre otros elementos, comprender los principios básicos de la actividad docente y el currículo escolar de las Ciencias Sociales; integrar el estudio histórico y geográfico desde una orientación instructiva y cultural; conocer el hecho religioso a lo largo de la historia y su relación con la cultura; desarrollar y evaluar los contenidos del currículo mediante recursos didácticos apropiados. En suma, se trata de promover, conocer y emplear adecuadamente los contenidos disciplinares, entre otras cuestiones, de la disciplina Historia, así como las teorías didácticas para la enseñanza y aprendizaje de la historia, y los recursos y actividades relacionadas con esta materia para trabajar con alumnos de Enseñanza Primaria. En ese sentido y partiendo de lo establecido para la Educación Primaria en el Cap. II de la Ley Orgánica para la Mejora de la Educación (Artículos 16 al 21), así como lo dispuesto por el Real Decreto 1513/2006, de 7 de diciembre, de enseñanzas mínimas –B.O.E. n.º 293, 8-XII-2006 – en sus competencias, en lo relativo a las Ciencias Sociales, la asignatura Fundamentos y Didáctica de la Historia, aporta al conjunto de materias del título cuestiones tan imprescindibles como los planteamientos disciplinares propios de la asignatura y la necesaria relación interdisciplinar con otras ciencias, con algunos de los contenidos y estrategias que el futuro maestro deberá utilizar en su función profesional a la hora de guiar a sus alumnos en el ejercicio de su cometido como docente para poder alcanzar los respectivos objetivos de la Enseñanza Primaria. Finalmente queremos llamar la atención a los usuarios de este manual para que estén atentos a los nuevos cambios que ha introducido La Ley Orgánica 8/2013, de 9 de diciembre, para la Mejora de la Calidad Educativa que ha modificado la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, de Educación. Según el nuevo artículo 6.bis de la Ley Orgánica 2/2006, de 3 de mayo, corresponde al Gobierno, entre otros, el diseño del currículo básico, en relación con los objetivos, competencias, contenidos, criterios de evaluación, estándares y resultados de aprendizaje evaluables, que garantice el carácter oficial y la validez en todo el territorio nacional de las titulaciones a que se refiere esta Ley Orgánica. El currículo básico de la Educación Primaria ha sido aprobado recientemente mediante el Real Decreto 126/2014, de 28 de febrero. Cabe destacar además en la citada reforma educativa del Partido Popular, la nueva organización del currículo, en bloques de áreas: troncales, específicas y de libre configuración autonómica. En el bloque de áreas troncales se garantizan los conocimientos y competencias que permitirán a los alumnos de Educación Primaria adquirir una formación básica para continuar las etapas posteriores en aquellas asignaturas que deben ser comunes a todo el alumnado, y que en todo caso deberán ser evaluadas en las pruebas finales de etapa. OBJETIVOS GENERALES DE LA ASIGNATURA 1. Comprender los principios básicos de las Ciencias Sociales. 2. Conocer el currículum escolar de las Ciencias Sociales. 3. Conocer los procedimientos básicos para la enseñanza y el aprendizaje de las Sociedades Sociales. 4. Integrar el estudio histórico desde una orientación instructiva y cultural. 5. Conocer los aspectos teóricos básicos de la historia. 6. Elaborar recursos metodológicos para la enseñanza de la historia. 7. Desarrollar un criterio científico que permita el comentario y análisis crítico de los hechos históricos. 8. Fomentar la educación democrática, los valores universales de ciudadanía basados en los Derechos Humanos y la práctica del pensamiento social crítico. 9. Valorar la relevancia de las instituciones públicas y privadas para la convivencia pacífica entre los pueblos. 10. Desarrollar y evaluar contenidos del currículum mediante recursos didácticos apropiados y promover las competencias correspondientes entre los estudiantes. 11. Conocer el hecho religioso a lo largo de la historia y su relación con el patrimonio, el arte y la cultura. COMPETENCIAS 1. Competencias generales - Conocer el proceso evolutivo en el desarrollo biológico y psicológico de los escolares en la etapa de 6 a 12 años. - Comprender los procesos de aprendizaje relativos al periodo de 6 a 12 años. - Conocer los fundamentos, principios y características de la Educación Primaria. - Analizar la importancia de los factores sociales y su incidencia en los procesos educativos. - Diseñar estrategias didácticas adecuadas a la naturaleza del ámbito científico concreto, partiendo del currículo de Primaria, para las áreas y bloques de Ciencias Sociales. 2. Competencias transversales - Conocer la dimensión social y educativa de la interacción con los iguales y saber promover la participación en actividades colectivas, el trabajo cooperativo y la responsabilidad individual. - Promover acciones de educación en valores orientadas a la preparación de una ciudadanía activa y democrática. - Analizar de forma reflexiva y crítica las cuestiones más relevantes de la sociedad actual que afectan al impacto social y educativo de los lenguajes audiovisuales, los cambios en las relaciones de género e intergeneracionales, la multiculturalidad e interculturalidad, la discriminación e inclusión social y el desarrollo sostenible. - Dominar estrategias de comunicación interpersonal en distintos contextos sociales y educativos. - Valorar la importancia del trabajo en equipo y adquirir destrezas para trabajar de manera interdisciplinar dentro y fuera de las organizaciones desde la planificación, el diseño, la intervención y la evaluación de diferentes programas o cualquier otra intervención que precisen. - Conocer y utilizar las estrategias de comunicación oral y escrita y el uso de las TIC en el desarrollo profesional. - Adquirir la capacidad de trabajo independiente, impulsando la organización y favoreciendo el aprendizaje autónomo. - Fomentar la educación democrática de la ciudadanía y la práctica del pensamiento social crítico. ESQUEMA DE LOS CONTENIDOS Enseñanza y Aprendizaje de las Ciencias Sociales II (Historia) Área de Conocimiento del Medio Social, Económico, Territorial y Cultural Contenidos Conceptos Las Ciencias Sociales Procedimientos La Didáctica General Valores La Didáctica de la Historia Habilidades/destrezas La Historia Comportamientos Emociones Trabajo de Campo Microhistoria e Historia Local Programación de Aula Lectura y Comentario de Texto Secuenciación BIBLIOGRAFÍA Acaso, M. (2009). La educación artística no son manualidades. Nuevas prácticas en la enseñanza de las artes y la cultura visual, Catarata. Madrid. Achilli, E. L. (2000). Investigación y Formación Docente, Laborde, Rosario (Argentina). Aisenberg, B. y Alderoqui, S. (1994). Didáctica de las ciencias sociales: Aportes y reflexiones. Paidós. Buenos Aires. Álvarez de Prada, G. (1996). Cómo elaborar unidades de Historia del Arte, en Íber. Didáctica de las Ciencias Sociales, Geografía e Historia, n.º 8, pp. 69-77. Álvarez de Zayas, R. M. 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La didáctica como los principios y técnicas que se deben aplicar al aprendizaje de las ciencias sociales, y en concreto, de la historia, tendrán cabida en este capítulo. En este módulo nos vamos a aproximar al concepto de historia que como veremos no es ni ha sido unitario a lo largo del tiempo, sino que ha dependido de diferentes factores y sobre todo de las interpretaciones del interlocutor. La historia se ha ido construyendo como una ciencia que trata de conocer y de interpretar, a veces incluso con el objetivo de transformar la realidad o con la funcionalidad de no repetir errores cometidos en el pasado. Por esa razón cuenta con una metodología pues no se acerca al objeto estudiado de forma aleatoria o sin sentido. No es una crónica, sino que trata de aplicar un método, de convertirse en ciencia. Por eso, no siempre coincide la visión de lo que el público general tiene de lo que es, de lo que debería ser; por eso puede ser tan tediosa y aburrida para el alumnado o tan apasionante cuando se enseña correctamente. La historia no es algo impasible, sino que plantea dar respuesta mediante el pasado a cuestiones formuladas en el presente, tiene utilidad más allá de un entretenimiento anecdótico. Esto hace que se encuentre inmersa en un proceso de crítica constante, atenta a los cambios y a las transformaciones sociales y económicas, y en donde la elección de los protagonistas no incurra en una mera descripción de fechas o excluya de su estudio a grupos sociales. Desde las aportaciones marxistas veremos la contribución mediante la crítica a una ciencia en progreso, que busca como otras aportar mejoras a la vida de las personas, a la construcción de sociedades y economías mejores. Ante estas afirmaciones la cuestión que hay que aplicar es cómo adaptar su conocimiento a la enseñanza primaria. Para esa programación debemos tener claro qué es lo que queremos de nuestro alumnado y qué objetivos queremos cumplir. En este sentido, las realidades socioeconómicas en donde impartamos nuestra docencia son determinantes. También lo es la actitud del profesorado, que tiene que transmitir ilusión por el conocimiento de una asignatura que no siempre es aceptada de buen grado. La innovación para hacer clases dinámicas y el que se comunique la funcionalidad de la asignatura son elementos fundamentales para trasladar los conceptos. Esta materia se debe convertir en el estudio de todos y de todas, en donde el horizonte de igualdad de género es irrenunciable. La historia debe dar respuesta a las preguntas trascendentales de nuestra especie y tener un carácter presentista, basándose en el pasado, sin que en esto exista contradicción. Nuestro estudiantado debe percibir la materia como útil ya que este punto supone una de las principales causas por las que muchos no sacan de ella los rendimientos adecuados. Por esa razón enunciaremos diversas utilidades de la historia, no sólo las que son captadas en el corto plazo, en la inmediatez, sino también en el medio y largo plazo. El agente para cumplir con estos objetivos es el profesorado por lo que también explicaremos cuál debe ser su labor en ese entorno docente para así trasmitir mejor los conocimientos, captar la atención de los escolares y cumplir con los planteamientos de planificación. OBJETIVOS/COMPETENCIAS 1. Llegar a la conclusión de que la historia es una ciencia. 2. Admitir que la historia debe ser crítica para poder así explicar los acontecimientos históricos. 3. Entender que en el análisis del pasado hay muchos puntos de vista diferentes. 4. Ser conscientes de que hay formas muy diversas de adquirir, obtener y evaluar informaciones sobre el pasado. 5. Ser capaces de determinar los objetivos centrales de la enseñanza de la historia en primaria. ESQUEMA DE LOS CONTENIDOS Historiador Conceptos Historiografía HISTORIA Crítica Finalidad enseñanza Objetivo en enseñanza primaria Pensamiento crítico Niños y niñas EXPOSICIÓN DE LOS CONTENIDOS 1. LA DIDÁCTICA DE LAS CIENCIAS SOCIALES: LA HISTORIA COMO CIENCIA El término historia ha evolucionado a lo largo de los tiempos, llegando a tener incluso hoy diferentes significados o apreciaciones, dependiendo de razones geográficas o ideológicas. Nuestro diccionario define la palabra historia como “la exposición sistemática de los acontecimientos relativos a los pueblos y de sus actividades”, al historiador como “la persona que escribe la historia”, y a la historiografía como “el arte de escribir la historia”. Cuando menos creemos que estos significados son algo imprecisos. Quizás podríamos aproximarnos a una definición de la historia de carácter muy general como el conocimiento del pasado humano. Es decir, como pasado y como relato del pasado. Cualquier definición que se establezca sobre la historia, tanto si tiene una dimensión amplia, como si dispone o no de matices suficientes, puede correr el riesgo de ocultar un mayor o menor grado de imparcialidad porque de todos es sabido que la historia no es neutral, sino que depende del interlocutor que nos la cuenta: de su formación, de sus prejuicios ideológicos, de los condicionantes económicos o sociales de cada momento y, en definitiva, de sus intereses. En la práctica apreciamos como, por un lado, está la historia como tal disciplina científica y, de otra parte, está la palabra del historiador que relata los hechos históricos, es decir, las posibles versiones de lo que sucedió realmente, que aportan los profesionales autolegitimados como tales para ofrecer sus interpretaciones de acuerdo con una ética que busca siempre aproximarse al máximo rigor. El historiador, por tanto, no sólo relata hechos históricos, sino que además trata de buscar lo ocurrido en el pasado, a través de fuentes históricas y con una metodología científica. No solo es el que cuenta los hechos del pasado, sino que aplica una metodología para conectar esos hechos con causas y efectos. Para esta labor es imprescindible preparación y conocimiento metodológico. Por tanto, no toda persona que cuenta una historia del pasado, es un historiador. La historiografía es la historia de la Historia o lo que es lo mismo la ciencia que estudia cómo la humanidad ha hecho historia a lo largo del tiempo, con las diferentes escuelas, corrientes y textos que tratan de la historia. El concepto de historia se nos presenta pues como cambiante. El término de historia ha sufrido una gran evolución, dependiendo de sus distintos presentes históricos, reflejando la visión y el punto de vista de los que intentaban comprender las sociedades pasadas y adecuarlas a las suyas propias. La historia debe designar el estudio de los acontecimientos pasados en relación con las sociedades que habitaron en él y cuyos protagonistas fueron todos y cada uno de los seres humanos. Bajo esta última concepción se pretende ofrecer una visión que comprenda más la historia de la humanidad que la del hombre. En la antigua Grecia, en su cosmogonía, la historia tenía tal consistencia que venía representada por una musa, Clío, representada por una imagen de mujer coronada de laurel y portando un rollo de papiro en la mano izquierda. Evidentemente la historia abarca todo el conocimiento del pasado humano, es decir, realmente describe lo que ocurrió en el pasado, pero es muy difícil, imposible, recrear ese pasado en su totalidad, por lo que las interpretaciones que damos los historiadores tratan de acercarse lo más exactamente posible a él. Amparo Moreno apunta a la historia como la palabra del historiador, es decir, las versiones de los profesionales autolegitimados como tales y, por otro, lo que sucedió realmente. Es decir, que un elemento es la realidad, lo que realmente ocurrió, y otra cosa es cómo se cuenta esa realidad, la historia. Además, hay que tener presente que por mucho esfuerzo que se haga en esa dirección, la percepción de una misma realidad es diferente según quien sea el interlocutor. Georges Duby escribe que la historia está construida sobre jirones de la memoria, que son obligatoriamente selectivos; existen lagunas porque ciertos elementos del pasado han dejado huellas menos duraderas que otros. Dhoquois, realizando una distinción entre historia y filosofía, pone el énfasis, una vez más, en el tiempo. El tiempo es aquello sobre lo que la Filosofía no reflexiona. La historia simula que lo hace, pero sin poder asumirlo realmente. Además del factor tiempo, creemos que también hay que contemplar el factor medio ambiente, en el que se establece una relación bilateral, que no es sólo la relación del hombre con la naturaleza, sino también de cómo la naturaleza influye al hombre. Pierre Vilar se refiere a ella como a una ciencia en construcción2, pues toda ciencia está sometida a un proceso de construcción permanente, aunque en el caso de la historia sea particularmente dificultoso dada la naturaleza social, humana, de su objeto. En palabras de Cardoso, ciencia es un tipo de actividad que consiste en aplicar a un objeto el método de planteamiento y control de problemas según el esquema básico de teoría-hipótesis-verificación-vuelta a la teoría, siendo un conocimiento racional, sistemático, exacto, verificable y por consiguiente falible. Pero también debemos admitir que el desarrollo de la ciencia está influido por los condicionantes sociales e ideológicos. Visto así, la historia debe resolver problemas planteados en el mundo en el que vive. Así vistas las cosas, el desarrollo de la historia es obra de un doble impulso: la búsqueda de una mayor cientificidad y la respuesta a los requerimientos sociales y políticos de cada período histórico concreto, combinados dialécticamente que constituyen el motor de todos los cambios experimentados por la ciencia histórica. 2 Este tema fue ya abordado por prestigiosos historiadores como HOBSBAWM, Eric (1998), Sobre la historia, Barcelona, Crítica, Grijalbo Mondadori, pp. 148–175; FONTANA, J. (2001), La Historia de los Hombres, Barcelona, Editorial Crítica, pp. 149-255 o VILAR, P. (1973), Historia marxista, historia en construcción. Ensayo de diálogo con Althusser, Anagrama, Barcelona, 1974. Aunque los historiadores no reflejamos la verdad objetiva de la historia, ésta sigue siendo una ciencia, aunque no es absoluta. La ciencia no se hace en una torre de marfil gracias a la íntima y secreta operación de científicos espiritualizados que viven una vida de intelectualidad pura, fuera del tiempo y del espacio. La ciencia se hace gracias a los hombres y mujeres que se sumergen en el ambiente de su época. La historia debe demostrar continuamente su utilidad social. En el grado de cientificidad va a influir el carácter y función que le damos a la historia. La renovación de la historia durante el siglo XX siempre estuvo ligada a su consideración como ciencia, ya que es uno de los puntos de acuerdo entre la escuela de Annales y la teoría marxista. El que busquemos sus rasgos a través del análisis historiográfico, demuestra que la historia es una ciencia en construcción y que aún no ha plasmado sus principios metodológicos y su cuerpo teórico en una teoría científica integrada y generalmente aceptada entre quienes la practican. Este carácter de inacabado nos habla de su apertura, pluralismo y vitalidad. El principio científico no es incompatible con la interpretación de la realidad. El elemento de la relatividad debe estar presente en toda cognición científica. La relatividad de los criterios definidos viene condicionada ante todo por el hecho de que el científico no puede rebasar por completo el marco de las nociones propias de la época de que se trate y de la sociedad a la que él mismo pertenece. Algunas hipótesis que se han tomado como verdaderas se desechan al ponerse de manifiesto su inconsistencia. Algunas leyes fundamentales de los principios científicos físicos fueron también superadas o, al menos, puestas en duda con la ampliación de los conocimientos, sin que ello significase que se dudase de su cientificidad. La interpretación histórica no ha de convertirse en un mero recuento de datos que se entrelazan de forma caótica. Es necesario un camino organizador que dé cohesión a la información. La metodología correcta permite al historiador superar el enfoque del material histórico concreto como una masa amorfa de casualidades y ubicar una lógica intrínseca del avance de la sociedad. Hallar lo general en el proceso histórico significa obtener una base estable del análisis científico, garantizando la objetividad de la investigación histórica. La historia es una ciencia ubicua, es decir, que todo lo pretende abarcar y vive en constante movimiento. El conocimiento histórico no es una ciencia exacta pero sí es ciencia. En cualquier caso, y a pesar de sus limitaciones, sus conclusiones pueden resultar fiables, puesto que se refiere a hechos del pasado. Otras ciencias como la economía o la sociología que trataron de predecir reglas “exactas” se encontraron, por ejemplo, con el fracaso de predecir la venida de la crisis económica. Como toda ciencia plantea hipótesis, plantea caminos a seguir y formula leyes de conocimiento. Como cualquier otra ciencia, la historia no puede existir sin sistematizar los conocimientos objetivos, sin hacer un esfuerzo por sintetizar teóricamente el material empírico, y, sin profundizar en la esencia misma de los fenómenos objeto de estudio, mediante la revelación de las leyes internas que los rigen. Para el positivismo la ciencia histórica sólo alcanzaría el estatuto de ciencia si sigue la misma metodología de las ciencias de la naturaleza. Para lo cual tenía que ser precisa, experimentar y verificar. El positivismo, y sobre todo su expresión más radical, el neopositivismo, en su afán de sacralizar la objetividad condujo a las Ciencias Sociales al abismo de la deshumanización del conocimiento. Hoy en día, la crisis del paradigma positivista ha abierto una nueva etapa para la ciencia histórica. Se trata de la historia crítica que elabora los contenidos de la disciplina basándose lógicamente en aquellas fuentes de información que sean representativas y veraces. Bajo su influencia se han formado nuevas generaciones de historiadores críticos que armonizan su trabajo serio, creativo, riguroso y científico con otras dimensiones consustanciales a las ciencias como son el humanismo, el compromiso por transformar la realidad, por la igualdad, el respeto a los derechos humanos y la lucha por un entorno mejor. Y eso no supone, ni mucho menos, concebir a la historia como una disciplina que justifica acríticamente cualquier hecho; todo lo contrario, este nuevo enfoque le da su justa dimensión, señalando tanto los posibles errores como los probables aciertos. Y bajo esta concepción investiga los hechos más relevantes del ser humano y de las sociedades contemporáneas desvelando todos los antecedentes, condicionantes y consecuencias. La historia crítica es, en definitiva, una ciencia social atenta al perpetuo cambio histórico de todas las cosas y a la transformación de todos sus objetos de estudio. Es, por lo tanto, una historia que no se construye sólo con documentos escritos ni con los testimonios depositados en los archivos históricos, sino en la observación exhaustiva y aguda de la vida más actual y de la vida del pasado en todas sus múltiples y variadas manifestaciones. Los protagonistas de la historia son sus sociedades y sus grupos humanos, que son los que la construyen. Este protagonismo no es exclusivo de los grupos dirigentes, sino de todos los cuerpos de la sociedad. 1.1. Pensamiento crítico e historia crítica El planteamiento de un modelo de historia crítica no es una tendencia reciente fruto de una moda pasajera. Al contrario, el pensamiento crítico es un proyecto sólido que aflora con fuerza en este momento, pero cuyas raíces originarias están en el siglo XIX con el nacimiento del marxismo. El actual enfoque de la disciplina histórica no se construye desde un posicionamiento autocomplaciente que asume sin más el idílico paisaje de las Ciencias Sociales influenciadas por la herencia del marxismo original. Contemporáneamente, el pensamiento crítico no ignora las “deformaciones” y “excesos” a las que el “viejo” Marx fue sometido durante todo el siglo XX por las diferentes ortodoxias y heterodoxias. En este sentido, la Escuela de Frankfurt, la historia socialista británica, la teoría del sistema-mundo (estadounidense) y otras sensibilidades procedentes de los movimientos sociales más avanzados amalgaman una pluralidad de enfoques que constituyen consecuentemente una línea de desarrollo, de continuidad y renovación de ese pensamiento crítico en el campo de la historia hasta nuestros días. Fig. 1: Marx: "La única ciencia que reconocemos es lo que llamamos la ciencia histórica." (Monumento a Karl Marx en la ciudad germana de Chemnitz) De esta forma es como el marxismo ha contribuido a la disciplina histórica con aportes significativos que hoy son asumidos por la mayoría de las corrientes historiográficas -no así por el positivismo- y ha penetrado dentro de la academia y los ámbitos universitarios, privilegiados espacios para el pensamiento dominante, a la par que se que se mantiene vivo en nuestros días vinculado a los movimientos políticos y sociales. Una historia crítica ha de ser necesariamente una “historia global”, esto es, que abarque todos los terrenos adscritos a las diferentes Ciencias Sociales. Para lo cual el sistema de saberes debe ser concebido socialmente y no como una suma de espacios segmentados distintos y autónomos entre sí (historia, psicología, economía, antropología, ciencia política, geografía, derecho, sociología, lingüística…). La historia crítica tiene que definirse esencialmente como una disciplina “científica” (pero en un sentido diametralmente opuesto al positivismo), es decir, que no se reduzca a su dimensión artística o discursiva. La historia, por lo tanto, no es una mera descripción de hechos, tiene que elaborar su relato dotándose de un aparato categorial y conceptual, organizado a través de modelos y teorías de orden general. Bajo esta consideración, la historia tiene que proyectarse como una verdadera disciplina social, que investiga a los grandes grupos sociales, auténticos actores colectivos, así como la cultura popular, los movimientos sociales, los grandes intereses económicos o las creencias colectivas. Pero esto no significa prescindir del estudio de las individualidades significativas o de los grandes personajes que serán siempre vistos desde su contexto social y al margen del llamado “culto a la persona”. Fig. 2: Libros de Fernand Braudel (1902-1985) La historia asume su consideración de disciplina materialista en el sentido de que es un enfoque necesario para poder explicar integralmente los procesos culturales, el imaginario social y las sensibilidades colectivas e, igualmente, considerar las condiciones materiales en que se desenvuelven todas las sociedades y todos los acontecimientos. La historia crítica ha de tener en cuenta además la relevancia de lo económico con todas sus contradicciones, transversalidades e interferencias, lo que no significa caer en un economicismo reduccionista en el que todos los fenómenos sociales deban reducirse a la base económica. Cuadro 1. Pensamiento e historia crítica Origen siglo XIX (marxismo) Contempla las deformaciones y excesos del marxismo Pensamiento crítico Escuelas: renovación del pensamiento crítico Historia global (abarca todos los terrenos adscritos a las ciencias sociales) Aparato categorial y conceptual Disciplina social Estudia tanto actores colectivos como Historia crítica individuales Explicación integral de los procesos Relevancia de la economía Una historia crítica debe ser capaz de explicar los fenómenos históricos desde el punto de vista de la totalidad como recomendaba Braudel, esto es, no viendo el objeto de estudio aislado, sino teniendo en cuenta los vínculos y conexiones entre éste y las coordenadas espaciales, temporales y contextuales que lo enmarcan. Los problemas históricos deben ser enfocados desde una perspectiva dialéctica que aprecia en los hechos históricos avances de la sociedad, realidades de futuro y auténticos procesos dinámicos y no procesos agotados sin futuro. En definitiva, una historia profundamente crítica es aquélla que mejor se aleja de los discursos desproblematizados de las clases dominantes (Walter Benjamín); una “contrahistoria” (Michel Foucault) que rescate del olvido los pasados vencidos y silenciados. La construcción de la historia, y también su enseñanza, no es inocente. Depende de la ideología y de las experiencias vitales de quienes la construyen y de los grupos sociales que apoyan esa visión. En este último caso, son las clases sociales dominantes las que disponen de más capacidades para el control y difusión del relato, de su relato. Al convertir su ideología en la dominante de la sociedad, aceptada finalmente por los grupos dominados, las herramientas para imponer una visión concreta a la sociedad son más ventajosas. No obstante, las visiones sobre el pasado son variadas, e incluso, en algunos casos, opuestas a los intereses de las clases dominantes. Un ejemplo es como en el siglo XXI hay un creciente revisionismo ultraconservador sobre algunos hechos que ya se habían superado a finales del siglo XX y cuya difusión circula a través de diferentes redes sociales, a las que tienen acceso también los niños y jóvenes y que, a modo de fake news históricas rehacen el “conocimiento” del pasado, inventando informaciones y sin documentación. La premonición de George Orwell en su obra 1984 se ha cumplido, con nuevos Ministerios de la Verdad y con neolenguas, cuya función es reescribir la historia y falsearla, al servició de los grupos dominantes en el poder. LOS OBJETIVOS CENTRALES DEL CONOCIMIENTO DE LA 2. HISTORIA EN LA ENSEÑANZA PRIMARIA El primer paso metodológico, antes de aplicar el programa de Historia, es saber qué es lo que vamos a pedir al curso, por eso nos hemos de plantear unos objetivos generales con los que podamos cumplir nuestros fines. Éstos se han de precisar y definir con la mayor claridad posible. Sólo en torno a esta delimitación previa de objetivos, esto es, de aquello que pretendemos del estudiantado al final del curso académico, puede establecerse una programación racional para obtener los fines propuestos. Cualquier propuesta metodológica o de evaluación debe responder a la naturaleza de los objetivos y de los contenidos seleccionados, en el marco de las condiciones reales de la actuación docente. El objetivo general ha de tener una vertiente formativa considerada como prioritaria, y orientada a desarrollar las capacidades de análisis y crítica del alumnado. No sólo debemos demandar acumulación de información, sino también desarrollo de las capacidades de los niños. Los objetivos deben ser, por lo tanto, alcanzables por los escolares, y también por el profesor, sustentándose en los pilares de la realidad de la clase a la que están destinados. Para ello se ha de tener en cuenta el grado de desarrollo cognitivo de cada edad y subordinar la selección de contenidos y enfoques didácticos a las necesidades educativas y capacidades cognitivas de los escolares. El primer objetivo tiene que ver con el aprendizaje de la asignatura. Se debe empezar por intentar adquirir un conocimiento del tiempo convencional para luego pasar al reconocimiento y ubicación de unidades espaciales. El estudiante debe tener al final del ciclo educativo un conocimiento amplio de toda la materia, sabiendo ubicar espacial y cronológicamente los sucesos históricos señalados en el programa. El tiempo es la materia prima de la historia. Por eso el marco temporal (sobre el que se volverá en la unidad de aprendizaje nº. 3) es esencial en esta asignatura, ya que, como se ha constatado, es uno de los elementos estructurantes de la historia. El conocimiento de las diferentes materias y su identificación al tiempo correspondiente se adquirirá tanto a través de las clases teóricas como de las prácticas. Otra parte destacable es el reconocimiento de los distintos acontecimientos asociados a la historia buscando siempre su multicausalidad en la que confluyen actores (individuales y colectivos) y factores (económicos, políticos, sociales, mentales) de distinta naturaleza e interrelacionados entre sí. También es importante que el aprendiz distinga sin dificultad entre los diferentes momentos históricos o etapas en que se suceden los hechos. Tendrá también que estudiar las principales transformaciones que se han producido en el mundo y aprender a establecer relaciones entre situaciones históricas semejantes en sus fundamentos y distinguir aquéllas que son diferentes, como medio para conseguir una visión global de la historia y del mundo en que vivimos. Asimismo, deberá demostrar que el estudio histórico permite un conocimiento continuo a lo largo del tiempo y una aplicación actual. Igualmente tendrá que comprender la función que ejercen los elementos económicos, sociales, culturales, ideológicos y políticos en la configuración de una sociedad, así como entender el papel que juega la humanidad y los grupos sociales en el proceso histórico de cambio y en la creación de cultura. El alumnado tendrá además que habituarse a buscar la explicación de los hechos del pasado, explicación que no se reduce al binomio causa-efecto, sino que abarcará el complejo entramado de las relaciones políticas, económicas, sociales, culturales, científico-técnicas, ideológicas, etc., que han movido a la humanidad a comportarse individual o colectivamente de una manera determinada. Carretero señala que el alumnado más joven tiene un conocimiento más concreto de las instituciones y realidades sociales, considerando sólo las personas que encarnan diferentes roles institucionales. En este entendimiento ingenuo, la historia se compone de una sucesión de personas y acontecimientos conformándose en una estructura típicamente narrativa cuyos elementos conceptuales son muy simples. Luego, con el progreso del desarrollo conceptual, los estudiantes comienzan a comprender mejor los conceptos sociales e históricos, pero de una manera estática y aislada. Finalmente, se espera que, de manera gradual, lleguen a comprender la historia como una red conceptual cada vez más compleja en la que los diferentes elementos están interconectados y se definen dinámicamente por su relación con otros aspectos de esa realidad. La docencia de esta disciplina se orientará a desarrollar el espíritu crítico y la curiosidad por conocer los procesos históricos mediante la discusión pacífica y el debate, que propongan valores actitudinales como el respeto a los demás y la tolerancia. La diversidad y la solidaridad deben contarse igualmente como otro de los aprendizajes de esta materia a través del aprendizaje del pasado. Joaquim Prats y Joan Santacana condensan en cuatro los principales objetivos de la enseñanza de la historia: Objetivo primero: Comprender los hechos ocurridos en el pasado y saber situarlos en su contexto. Objetivo segundo: Comprender que en el análisis del pasado hay muchos puntos de vista diferentes. Objetivo tercero: Comprender que hay formas muy diversas de adquirir, obtener y evaluar informaciones sobre el pasado. Objetivo cuarto: El docente debe ser capaz de transmitir de forma organizada lo que sobre el pasado se ha estudiado o se ha obtenido. Uno de los principales problemas que se nos plantea al profesorado es cómo lograr la mayor comprensión de nuestra materia y fomentar la participación crítica del alumnado en las clases. Las fórmulas pedagógicas que se nos ofertan están siempre sujetas a la composición de los aprendices, a su predisposición para afrontar el trabajo que el profesorado le propone al inicio del curso, pero también al interés del profesorado por fomentarlas, a su grado de implicación y de creer como profesional en la delicada labor que está llevando a cabo. Hay que tener en cuenta que la historia maneja conceptos que no siempre tienen un correlato tangible en el presente y que, por tanto, a veces, son difíciles de entender. Además del factor tiempo, creemos que también hay que contemplar otros aspectos como son los de distancia, territorio y medio ambiente, en el que se establece una relación bilateral, que no es sólo la relación afectiva del hombre con la naturaleza, sino también de cómo la naturaleza influye al hombre. El agente principal de la historia será distinto según nuestro punto de vista; para unos el agente sería el hombre/mujer, entendido como individuo, para otros las sociedades. El conocimiento de la historia se debe hacer en un marco de igualdad y ésta implica la igualdad de género. El estudiantado debe percibir que la historia es tanto la de hombres como la de mujeres y que sus protagonistas principales son ambos. Por desgracia estamos acostumbrados a aprender la historia de los hombres, pero no de las mujeres. El estudiantado debe verse identificado con los agentes que está aprendiendo, citando para ello a modelos tanto masculinos como femeninos, con arquetipos que reproducen el patriarcado y otros que se opusieron a él. El hombre no inventa el fuego, la rueda o la agricultura, lo hace la humanidad. No podemos terminar la Enseñanza Primaria de la historia sin que el alumnado sea capaz de nombrar a personajes femeninos tan decisivos como personajes masculinos. Tampoco podemos centrarnos exclusivamente en la historia de las élites dominantes victoriosas, sino que la gente ordinaria fue, a la vez que agente activo del proceso histórico, víctima y testigo silencioso del mismo. Tradicionalmente la historia era la ciencia que estudiaba el pasado para no cometer los mismos errores en el presente; por lo tanto, servía para comprender el presente y, a la vez, era capaz de predecir aspectos del futuro. No parece que la historiografía actual y sobre todo los historiadores del presente avancen por ese camino. Parece claro que hemos abandonado los sueños de profetizar. Pero, además, tampoco hemos prestado demasiada atención al presente en la mayoría de nuestros estudios. Se ha extendido la idea de que los historiadores no son capaces de solucionar ninguno de los problemas que aquejan a nuestra sociedad. Por ello confían más en los periodistas, psicólogos, economistas, sociólogos, etc. Esa idea tiene que remitir de una vez por todas y ser sustituida por la idea de que la historia es una ciencia social útil con múltiples aplicaciones. De las tres funciones posibles del historiador nos hemos encerrado cada vez más en la urna de cristal del pasado y concedemos al estudio del pretérito una importancia sobrevalorada. Consideramos efectivamente que el estudio del pasado era necesario, pero desde una perspectiva presente, si no esa interpretación del pasado se convertía en ideas huecas. La crisis milenarista de las ideologías supuso para todas las tendencias historiográficas un duro golpe para su utilidad científica. El estudio del pasado, a partir de los problemas del presente, justifica la utilidad social de la historia en la lucha de la humanidad por un futuro mejor, que al menos debe mantenerse como referente o meta ideal, independientemente que éste se consiga o no. Un conocimiento fundamental para nuestra sociedad es saber de dónde procede su formación, de dónde venimos, quiénes somos, cuáles son las raíces de nuestra cultura, de nuestro pensamiento, de nuestras instituciones, de nuestra economía… a partir del cual poder diseñar escenarios de futuro verdaderamente esperanzadores. Es así como vemos que el conocimiento de la historia añade cultura y transmite documentalmente el abanico de opciones con las que nuestros antepasados afrontaron problemas difíciles de solucionar. Y ese bagaje se tiene que traducir en la práctica en la libertad para tomar decisiones por deducción. Conocimiento y formación son, pues, dos aspectos que están asociados a la idea de historia. Tiene una importancia extraordinaria en la educación, tanto por su voluntad totalizadora (única en su intento de abarcar globalmente, y en sus interacciones, todos los elementos que se integran en la dinámica de la sociedad), y porque puede ser empleada adecuadamente como una herramienta valiosísima para la formación de una conciencia crítica. Pero creemos que, además nuestra disciplina ha de dar un paso más, incluso cuando conseguir todos esos objetivos sea casi imposible. Ha de plantearse transformar para mejor nuestra realidad, aprendiendo de los errores del pasado, o cuando menos proponiendo alternativas de cambio, remarcando las diferencias entre un erudito y un historiador. El presente es fruto del pasado y sin éste no se puede entender, no existiría. En definitiva, el pasado es también presente y futuro. La historia es contemporánea, es un diálogo sin fin entre presente y pasado. Por lo cual el historiador ha de ser un sujeto activo en su profesión; el pasado y la historia no son armas que puedan utilizarse a su antojo, sino su fuente de inspiración y método de análisis. Ha de contribuir al progreso, al bienestar de los demás seres humanos y a la solución de los problemas en que nos miramos. En definitiva, ha de ser una disciplina útil. En este marco influyen el ambiente familiar, tanto en el nivel de riqueza como el nivel de promoción de la cultura que exista dentro de cada familia, la disponibilidad de medios que ayuden a la enseñanza, la edad del alumnado, etc. A pesar de este determinismo, creemos que también existe algún resquicio para la capacidad de esfuerzo personal y de trabajo de cada uno, para la motivación y la personalidad, si bien es probable que éstas también estén condicionadas. Los alumnos se ven en efecto mediatizados por factores personales como el nivel económico y cultural de sus padres, por la media de gastos mensuales para los estudios, por las fuentes de ingresos de los estudiantes, por el lugar de residencia, por el medio de transporte que utilizan, por la vivienda en la que habitan, etc. Con estas enseñanzas, el alumnado de primaria debe adquirir un vocabulario hasta cierto punto específico de la historia. Según Hilary Cooper los niños no aprenden los conceptos por medio de definiciones prefabricadas, sino mediante el aprendizaje, en forma de resolución activa de problemas, a través de la prueba error/acierto y mediante el diálogo, para abstraer sus características comunes. El comentario es fundamental, el lenguaje es la herramienta que abre el pasado. Se ha de comentar, debatir, ver lo que se quiere explicar no sólo con el profesor, sino también con otros alumnos. Las palabras de niños y adultos pueden coincidir, pero el niño puede estar pensando en el concepto de un modo muy diferente al del adulto. Los niños se sienten más atraídos por la curiosidad sobre los personajes y el modo de vida en otros tiempos que sobre las fechas y nombres propios de personas y lugares. El profesor de Historia debe ser no sólo una persona que trasmita contenidos, sino también un comunicador de entusiasmo por la asignatura. Para ello ha de proponer unos objetivos a cumplir y conseguir que el alumnado participe de ellos. La labor del docente ha de ser del día a día, tratando de sorprender, de captar la atención de las personas que reciben la clase; el profesor como un profesional que sabe “adoptar decisiones” en clase. Además, un profesor de Historia ha de saber comunicar el sentido crítico de la historia, por lo que ha de ser inconformista y perfeccionista a la vez, para así obtener el máximo rendimiento de su alumnado. Debe cumplir y perfeccionar la capacidad docente a través de la impartición de clases, no como un sujeto pasivo, sino tratando de mejorar a través de sus propias observaciones (experiencia docente, lecturas didácticas, las propias vivencias estudiantiles) y la de los escolares. El profesor ha de aceptar y consolidar la libertad de pensamiento, buscar la consideración y el respeto por los alumnos, establecer una auténtica escucha y comunicación e incluso una actitud de humildad. Debemos recordar que, dentro de la LOMLOE, por el Real Decreto 157/2022, de 1 de marzo, establece que la Educación Primaria contribuirá a desarrollar en los niños y las niñas las capacidades que les permitan conocer los aspectos fundamentales de las ciencias de la naturaleza, las ciencias sociales, la geografía, la historia y la cultura. Figura 3. Dalí. La persistencia de la memoria. 1931 3. LA FINALIDAD DE LA ENSEÑANZA DE LA HISTORIA La historia ha de transmitir conocimientos, pero al mismo tiempo debe cumplir con el objetivo de conocer el pasado para entender el presente y transformarlo. Por ello su finalidad no es sólo el que el alumnado aprenda los hechos más destacados de la Humanidad, sino además que sea capaz de reproducirlos y aplicarlos para establecer relaciones entre hechos pasados y del pasado con el presente. El enseñar historia debe también formar en justicia, igualdad y libertad, en valores. Es de utilidad para la formación integral de los niños y adolescentes. Para Tellez debe contribuir a desarrollar aprendizajes mediante la adquisición de herramientas conceptuales, destrezas y procedimientos que favorezcan la capacidad de aplicarlos a la propia realidad del alumno, para enfrentarse críticamente al mundo. Muy a menudo la enseñanza de la historia se ha utilizado para consolidar el discurso estatal o defender los intereses de las clases dominantes. Se ha utilizado para fomentar la idea de unidad estatal o para todo lo contrario; para defender la especificidad de un territorio y su independencia. Incluso la historia se ha tergiversado para encajar el presente en el pasado y viceversa. Por lo general, se ha tendido hacia posturas uniformizadoras en cuanto a religión, ideología o política por parte de las minorías o mayorías dirigentes o por el Estado. La historia no es moldeable y adaptable a los intereses en litigio, pero tampoco es un ajuste de cuentas con el pasado. Entre la finalidad de su enseñanza debe destacar: - Preocuparse por el pasado. - Comprender el presente. - Preparar al discente para el mundo adulto. - Desarrollar su sentido de identidad y de pertenencia a una comunidad. - Entender la diversidad como un factor positivo. - Aprender a respetar las minorías. - Vivir en igualdad de género. - Fomentar el espíritu de igualdad. - Admitir la aplicación de la diversidad de metodologías para interpretar realidades sociales que no resultan, por tanto, caóticas, sino comprensibles. Su finalidad no es fomentar la competitividad, ni la especulación, ni aprender cómo arroyar al prójimo. Tampoco es la de reproducir gente no pensante, que ejecute los actos como robots al dictado de quien le ordena. Con el aprendizaje de la historia se desarrolla el espíritu crítico, donde se aprovecha el pasado para cuestionar hechos presentes. Pero como hemos dicho anteriormente, otra de las finalidades es recabar conocimiento, pero, por otro lado, desde la historia podemos extraer diversos mensajes: - Los procesos históricos tienen unas causas y unos efectos. - Existen coyunturas y ciclos que se repiten. - Se debe contextualizar los procesos históricos, pero al mismo tiempo es posible establecer comparaciones entre diferentes periodos. - Las necesidades van cambiando y las soluciones propuestas van variando con ellas. Para un óptimo aprendizaje de la asignatura de Historia debemos analizar y diseñar todo y cuanto tiene que ver con la materia. De esa forma, conseguiremos una racionalidad en la consecución de los objetivos que en cualquier caso tienen como fin el aprendizaje por parte de nuestro alumnado. La planificación debe realizarse desde una concepción abierta, flexible, que facilite la posibilidad de revisión. Esto es así porque el diseño actúa sobre la realidad y la realidad sobre el diseño, o lo que es lo mismo: para que un proyecto educativo sea eficaz debe tener una adecuación contextual, debe ser realista y ajustarse a las necesidades y condiciones de esa realidad concreta. Este liderazgo del profesorado no significa unilateralidad, sino que tanto el docente como el estudiante participan activamente en el proceso formativo. Pensamos que una buena actitud didáctica implica no sólo dar las clases rutinariamente del programa oficial correspondiente, sino como ya hemos señalado, aprender de los errores cometidos e incorporar nuevas vías de desarrollo de las técnicas docentes. Debe intentar la realización de una actividad docente comprometida con la idea de potenciar el aprendizaje de los estudiantes y contribuir a la mejora de la comunidad. Ha de procurar que el conocimiento impartido en las aulas, talleres y laboratorios sea relevante para la formación teórica y práctica de los estudiantes. También se deberá preparar a los alumnos para que éstos puedan, cada vez con más autonomía, avanzar en sus procesos de estudio y en la interpretación crítica del conocimiento y de la sociedad. Esto implica un intento continuo de repensar qué se enseña, por qué se enseña y cómo se enseña. Esta reflexión, en tanto que proceso, no es estática ni se realiza siempre de la misma forma, ya que las características mismas de la situación van a condicionar este proceso. 3.1. ¿Por qué las niñas y los niños deben aprender historia? Aunque parezca retórica la pregunta, los niños y las niñas deben aprender historia para tener conocimiento de la vida de sus antepasados, construir su conciencia de pertenencia a un pueblo o colectivo y aprender la relación que existe entre el pasado y la vida presente para poder actuar conservando y actualizando su identidad cultural y social; así como prepararse para formar parte activa en la vida social, política y cultural de su comunidad, de su país y del mundo. Para lo cual los niños deben aprender a identificar y analizar acontecimientos del pasado y conocer sus causas y sus efectos. De esta forma se preparan para emitir juicios de valor (reflexión) y, por último, exponer la información a través de una evaluación de sus contenidos. La historia debe ayudar al niño a tomar conciencia de sus propios valores y a fundamentar sus relaciones sociales y su práctica a lo largo de la vida. Es excelente para comprender el presente. Al mismo tiempo, esta materia facilita el conocimiento de otras disciplinas académicas como la literatura, la filosofía, la economía, las artes o la geografía. El aprendizaje en historia facilita situar cronológicamente otros acontecimientos y darles sentido puesto que, sin ese contexto, resultarían inconexos. El papel del maestro al enseñar historia no es sólo (aunque también) el de suministrar conocimientos relevantes para favorecer la adquisición de los mecanismos intelectuales básicos, sino además buscar estrategias para que los niños construyan nociones sociales y desarrollen capacidades cognitivas. Es necesario que el maestro tome en cuenta los elementos conceptuales propios del contenido que se va a enseñar y aprender, procurando así que en el alumnado se produzca una apropiación progresiva del objeto del estudio (conocer causas y efectos). Enseñar historia supone tener dominio suficiente de los contenidos, capacidad de análisis, reflexión, crítica formativa y de un rigor lógico para una búsqueda de la verdad. La enseñanza de la historia no se basa en el conocimiento memorístico de fechas, personajes y hechos más o menos relevantes, sino que como señalan Lahera y Pérez “se hace necesario que los profesores de Historia posean una teoría sólida sobre el pensamiento histórico y su comprensión, el aprendizaje de la disciplina y el progreso o perfeccionamiento del campo cognoscitivo de sus alumnos”. Los conocimientos que adquieran los estudiantes les han de servir para ayudarles a comprender y actuar en su entorno. ¿Cómo? 1. Despertando el interés del alumno por el pasado de modo que le facilite la comprensión del presente. 2. Comprendiendo el presente para hacer reflexionar al alumnado sobre su proyección futura a partir de los hechos, procesos y fenómenos con el protagonismo de los actores de la historia, para que el estudiante piense como debe ser la posición de la ciudad y la del lugar que le corresponde en la sociedad como futura generación adulta. 3. Potenciando en los alumnos el sentido de la identidad, el de sentirse parte de la historia y de la vida de su país, el conocer sus costumbres, tradiciones y defender esos valores que lo identifican. 4. Preparando a los niños para la vida adulta haciéndole comprender desde la historia los problemas sociales para que se forme sus propios criterios, actitudes y valores relacionados con la vida ciudadana, aprendiendo a enfrentarse constructivamente a los problemas sociales. Cuadro 2. Beneficios para el alumnado en la enseñanza de la Historia - Adquiere conocimiento del pasado. - Construye conciencia de pertenencia a un pueblo o colectivo social. - Conserva su identidad cultural BENEFICIOS PARA EL ALUMNADO EN LA - Prepara para formar parte activa de la vida de su ENSEÑANZA DE LA comunidad. HISTORIA - Prepara para emitir juicios de valor. - Toma conciencia de sus propios valores. - Fomenta las relaciones sociales. - Le ayuda a comprender y actuar en su entorno. 4. CONCLUSIONES El concepto de historia depende del interlocutor que nos la cuenta. Podemos entender la historia, con carácter muy general como el conocimiento del pasado humano, si bien no es neutral, sino que depende del punto de vista de quién la escribe o relata. Es una ciencia puesto que aplica a un objeto el método de planteamiento y control de problemas según el esquema básico de la teoría-hipótesis- verificación-vuelta a la teoría, siendo un conocimiento racional, sistemático y exacto. No es una ciencia absoluta. La historia crítica es una ciencia social atenta al perpetuo cambio histórico de todas las cosas y a la transformación de todos sus objetos de estudio. El pensamiento crítico en la historia se va construyendo desde inicios del siglo XIX gracias a los aportes del marxismo, si bien fue renovado por escuelas y pensadores posteriores. Así se fue construyendo una historia crítica que se basa en lo global, abarcando todos los terrenos adscritos a las Ciencias Sociales y empleando un aparato categorial y conceptual. Su objeto de estudio serán tanto los actores colectivos como las individualidades, rescatando del olvido la historia que nunca había merecido interés y dando una explicación integral de los procesos, con una importancia destacada en esa respuesta a la economía. Entre los principales objetivos generales en la enseñanza de la historia se encuentran el adquirir el conocimiento amplio de la materia, la búsqueda de la multicausalidad para los acontecimientos históricos, distinguir diferentes periodos del pasado, estudiar las principales transformaciones, desarrollar el espíritu crítico y la curiosidad, adquirir vocabulario específico para dominar los conceptos propios de la disciplina. La enseñanza de la historia debe promover igualmente, junto con la adquisición del conocimiento histórico, la igualdad de género, la solidaridad y la comprensión de la diversidad, además de observar la influencia del espacio y la naturaleza, entendiendo que es una herramienta para poder mejorar nuestra realidad. En la materia debemos admitir que los procesos históricos tienen unas causas y unos efectos, que existen coyunturas y ciclos que se repiten, que se debe contextualizar los procesos históricos, que es posible establecer comparaciones entre diferentes periodos y que las necesidades van cambiando y las soluciones propuestas van variando con ellas. Para un óptimo aprendizaje de la asignatura de Historia debemos analizar y diseñar todo y cuanto tiene que ver con la materia, aprendiendo de los errores para programar en cada momento una mejor organización. El estudiantado debe aprender historia porque con ello adquiere conocimiento del pasado, construye conciencia de pertenencia a un pueblo o colectivo, conserva su identidad cultural, le prepara para formar parte activa de la vida de su comunidad y para emitir juicios de valor, toma conciencia de sus propios valores, fomenta las relaciones sociales, y le ayuda a comprender y actuar responsablemente en su entorno. ACTIVIDADES 1- Pregunta a niñas y niños de nueve a doce años qué entienden ellos por historia. Elabora un cuadro con sus respuestas y compáralas con las definiciones aportadas en el manual. ¿Con cuál estarían más cercanas? 2- Describe en un cuadro qué puede aportar la historia a la formación de los niños. Enumera como mínimo diez aportaciones. 3- Escribe veinte personajes femeninos que hayan desempeñado un papel relevante en el progreso de la humanidad y comenta brevemente las razones de tu selección. BIBLIOGRAFÍA Bibliografía Básica Recomendada Carretero, M. y Castorina, J.A. (2010): La construcción del conocimiento histórico. Enseñanza, narración e identidades. Paidós. Buenos Aires. Cooper, H. (2002): Didáctica de la historia en la educación infantil y primaria. Ministerio de Educación Cultura y Deporte, Ediciones Morata. Madrid. Fontana Lázaro, J. (1973): Historia. Análisis del pasado y proyecto social. Crítica. Barcelona. Prats, J. 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