La Constitución de 1978 y la Transición Española | PDF

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This document discusses the Spanish transition from dictatorship to democracy, focusing on the 1978 Constitution. It covers the political evolution after Franco's death, the establishment of democracy, and related challenges. Also covers the franquismo, the transformations and the opposition to the dictatorship.

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Tema 12. La Transición (1975-1982): 12.2. La Constitución de 1978. El Estado de las Autonomías. Las Cortes elegidas en junio de 1977 abrieron un proceso constituyente, en el que mediante un amplio consenso y con la participación de todos los grandes partidos se elaboró y aprobó una Constitución dem...

Tema 12. La Transición (1975-1982): 12.2. La Constitución de 1978. El Estado de las Autonomías. Las Cortes elegidas en junio de 1977 abrieron un proceso constituyente, en el que mediante un amplio consenso y con la participación de todos los grandes partidos se elaboró y aprobó una Constitución democrática, aprobada por el pueblo español mediante referéndum celebrado el 6 de diciembre de 1978. Tan solo se opusieron a la aprobación de la Constitución la extrema derecha, algunos diputados de Alianza Popular, y la extrema izquierda, mientras que los nacionalistas vascos se abstuvieron. El reconocimiento expreso de los derechos históricos de las provincias vascas (los fueros) no era suficiente para sus ambiciones (la autodeterminación). La Constitución de 1978 proclama que España se constituye como un Estado social y democrático de derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la igualdad y el pluralismo político. Esta proclamación recoge las dos grandes aportaciones históricas a la democracia occidental: el liberalismo político y el socialismo democrático. Es por ello una constitución de consenso, que confiere estabilidad política, al permitir gobiernos conservadores y progresistas sin necesidad de alterar su redacción. Aspectos esenciales de la Constitución son la soberanía nacional, que reside en el pueblo español, del que emanan todos los poderes del Estado, y el establecimiento de la Monarquía parlamentaria como forma de gobierno. El rey, jefe del Estado, tiene un carácter representativo y de conciliación de las distintas posturas e intereses, careciendo de todo poder ejecutivo. El poder ejecutivo reside en el gobierno, dirigido por un presidente elegido por las Cortes. En las Cortes, integradas por un Congreso elegido por un sistema proporcional, y un Senado por un sistema mayoritario, reside el poder legislativo. Se configura un poder judicial independiente, de acuerdo con la tradición del Estado liberal. Las Cortes controlan la acción del gobierno. Se trata de una Constitución avanzada, ya que los derechos fundamentales y libertades públicas de su Título I no necesitan de ley específica para su disfrute, y su lesión puede ser reclamada directamente ante los tribunales de justicia e, incluso, ante el Tribunal Constitucional. Desde el punto de vista de la organización territorial, la Constitución contempla la autonomía de las nacionalidades y regiones que forman parte de España, dentro de la indisoluble unidad de la nación española. Junto a la Corona, las grandes instituciones del Estado organizado por la Constitución, son las Cortes (Congreso y Senado), Comunidades Autónomas, Tribunal Constitucional, Consejo General del Poder Judicial y el Gobierno de la nación. La recuperación de la democracia llevaba implícita la recuperación de la autonomía de las regiones que durante la República habían accedido a un Estatuto. Ese era el caso de Cataluña y el País Vasco, comunidades en las que existía una gran exigencia social de autogobierno, de recuperación de sus instituciones y de defensa de su lengua propia. Entre septiembre y noviembre de 1977 el gobierno de Adolfo Suárez acordó el restablecimiento de las instituciones de Cataluña (la Generalitat), y la formación de un Consejo General Vasco. Los partidos políticos que habían obtenido representación parlamentaria en esos territorios formaban parte de esas instituciones provisionales. Una vez aprobada la Constitución, y de acuerdo con sus previsiones, Cataluña y el País Vasco aprobaron sus Estatutos de autonomía, votados por amplia mayoría de catalanes y vascos. Galicia inició los pasos para contar con su propio estatuto, e incluso en Andalucía se movilizaba una mayoría social partidaria de acceder rápidamente a un régimen autonómico en igualdad de condiciones que las comunidades históricas (País Vasco, Cataluña y Galicia). Lo inicialmente ideado por Suárez era que solo Cataluña, el País Vasco y Galicia accedieran con rapidez a la autonomía, y al disfrute de las más altas competencias que contemplaba la Constitución. El resto de regiones podrían acceder a la autonomía de menor intensidad y a través de un procedimiento lento (la llamada “vía lenta” -artículo 143-). Sin embargo, la exigencia de Andalucía de disfrutar del mismo régimen que Cataluña o el País Vasco rompió las previsiones iniciales. Mediante el referéndum de 1981, los andaluces aprobaron acceder, al igual que catalanes, vascos y gallegos, por la vía rápida del art. 151 de la Constitución a las máximas competencias. Esto acabaría provocando que otras comunidades, como Valencia, Canarias o Aragón demandaran lo mismo. Al final, en los años siguientes, todas las regiones accedieron a un régimen autonómico similar, con las más amplias competencias en todos los casos. UCD y PSOE acordaron lo que se vino en denominar, el “café para todos”. Tema 12. La Transición (1975-1982): 12.1. La evolución política tras la muerte de Franco. Retos, logros, dificultades y resistencias al establecimiento de la democracia. Tras la muerte del general Franco el 20 de noviembre de 1975, la dictadura aspiraba a perpetuarse en la monarquía de Don Juan Carlos, manteniendo su estructura autoritaria. Franco había presumido de tenerlo todo “atado y bien atado” para que así fuera. De conformidad con lo previsto en la Ley Orgánica del Estado, Don Juan Carlos tomó posesión como rey de España, ante las cortes franquistas, el 22 de noviembre de 1975. Para los más fieles a Franco, la única alternativa era la continuidad de la dictadura. Entre ellos se encontraba el presidente del gobierno, Arias Navarro. Otro sector de políticos que habían desempeñado cargos de responsabilidad durante la dictadura, como Manuel Fraga, eran partidarios de reformar la dictadura (“aperturistas”), introduciendo algunos cambios que la aproximaran a una democracia, pero sin llegar a ella plenamente. Eran conscientes de que la sociedad española resultante de la “gran transformación” no encajaba en los estrechos límites de una dictadura nacida de una guerra civil. La dictadura española era ya un caso excepcional en Europa, una rareza. Por su parte, la oposición presionaba con fuerza en las fábricas y en las universidades para que se produjera un cambio democrático. Los partidos de la oposición sólo contemplaban la ruptura con la dictadura y la formación de un gobierno provisional que convocara elecciones a cortes constituyentes. Incluso la Iglesia católica, soporte fundamental de la dictadura, había tomado distancias con respecto al régimen, y buena parte de ella se mostraba abiertamente a favor de esos cambios. En este contexto, muy difícil por los efectos de una dura crisis económica y el agravamiento de los atentados terroristas cometidos por ETA y otros grupos terroristas (GRAPO), era clave el papel del rey. La primera decisión del rey consistió en ratificar como presidente del gobierno a Carlos Arias Navarro, perteneciente al sector intransigente de la dictadura, también llamado “el bunker”, por su inmovilismo. No dio paso alguno hacia el cambio y se caracterizó por una feroz represión contra las crecientes protestas de la oposición. En los sucesos de Vitoria de marzo de 1976, la policía mató a cinco obreros que participaban en un encierro. Varios obreros y estudiantes murieron a tiros en otros puntos de España, en un contexto de grandes movilizaciones sociales de la oposición en reclamación de libertad, amnistía para los presos políticos y, en definitiva, el fin de la dictadura. El PCE y el PSOE lideraban dos grandes agrupaciones de partidos de la oposición, la Junta Democrática y la Plataforma Democrática, que acabaron por fundirse en una única, “Coordinación Democrática” (popularmente conocida como “platajunta”). El primer paso relevante hacia una transición democrática consistió en el cese del intransigente Arias Navarro y el nombramiento de Adolfo Suárez en julio de 1976 para sustituirlo. Se trataba de un político joven, formado en el aparato político de la dictadura, pero perteneciente a una generación que no había participado en la guerra civil. Sin un prestigio político destacado, contaba sin embargo con una visión clara de los pasos a dar para que España transitara hacia una democracia de estilo europeo, y tenía el coraje suficiente para llevarlos a cabo. Adolfo Suárez se rodeó de un equipo de franquistas reformistas, inició contactos con la oposición democrática y elaboró un plan para la reforma política. El plan consistió en la elaboración de una Ley llamada así, para la Reforma Política, que tras su aprobación por las cortes franquistas y la celebración de un referéndum entre los españoles, debía conducir a la celebración de unas elecciones democráticas. El plan contaba con el apoyo del rey, y con la oposición del sector intransigente de la dictadura. Tampoco contaba con la conformidad de la oposición democrática, partidaria de la ruptura directa con la dictadura, mediante la convocatoria inmediata de elecciones libres a cortes constituyentes. El plan de Adolfo Suárez, en medio de enormes dificultades, fue un éxito. Las cortes franquistas aprobaron la reforma (que implicaba su disolución), y el pueblo español la aprobó, por abrumadora mayoría, en el referéndum celebrado en diciembre de 1976. En los meses siguientes el gobierno de Suárez procedió a legalizar los sindicatos obreros y los partidos políticos. En el mes de enero de 1977 se vivieron, sin embargo, unos días críticos. Un grupo terrorista de ultraizquierda, los GRAPO, secuestró a dos altas personalidades del régimen. Además, un grupo de militantes de la extrema derecha asesinó a tiros a cinco abogados laboralistas pertenecientes al Partido Comunista de España (“la matanza de Atocha”). El funeral por los abogados asesinados se convirtió en una demostración de la fuerza del PCE, con miles de sus militantes en la calle. La legalización del PCE constituyó uno de los momentos más difíciles del proceso, ya que los militares se oponían a ello abiertamente. Los valores y principios de la guerra civil habían sido mantenidos vivos por la dictadura y la legalización de los comunistas implicaba un impacto que los sectores de la extrema derecha no podían comprender. En la Semana Santa de 1977 Suárez, superando la tensión política del momento, tomó la decisión de legalizar el PCE, que se comprometía a respetar la Monarquía como forma de gobierno y a aceptar como bandera de España a la rojigualda. En las calles de España se estrenaba una esperada libertad. Se aprobó una amnistía para los presos políticos y se aceleró el retorno de los exiliados. Las negociaciones abiertas entre Suárez y los partidos políticos recientemente legalizados (PSOE y PCE, principalmente) llevó a la convocatoria de las primeras elecciones democráticas tras más de 35 años de dictadura. El Plan para la reforma política de Adolfo Suárez, partiendo desde la legalidad franquista se había convertido en un plan de ruptura con la dictadura pactada con las fuerzas de la oposición. Las elecciones que culminaban el plan de Adolfo Suárez, y que abrirían la apertura de un proceso constituyente que finalizó con la aprobación de la Constitución de 1978, se celebraron el 15 de junio de 1977. Dieron el triunfo a la Unión de Centro Democrático (UCD), el partido moderado creado por Suárez e integrado por los sectores reformistas de la dictadura que le apoyaban y líderes liberales y democristianos procedentes de la oposición. En segundo lugar quedó el PSOE, con un extraordinario resultado, dada su escasa presencia en España durante la dictadura. En tercer lugar figuró el PCE, con unos buenos resultados pero inferiores a sus expectativas, dada su contribución militante a la consecución de la democracia durante el franquismo. Alianza Popular, liderada por Manuel Fraga, que aglutinaba a la derecha conservadora directamente vinculada con el franquismo obtuvo un modesto cuarto lugar. Los nacionalistas vascos (PNV) y catalanes (CDC) obtuvieron importantes resultados en sus territorios. España recuperaba la democracia, acogida con naturalidad por los españoles. En el mes de octubre se aprobó una nueva Ley de amnistía, más amplia que la anterior, que también impedía abrir procesos por los crímenes cometidos por la dictadura. Las amenazas sobre la recién estrenada democracia (crisis, terrorismo, hostilidad de buena parte del ejército, violencia de la extrema derecha) aconsejaron a los principales partidos políticos sellar un pacto de silencio sobre los crímenes cometidos durante la guerra civil y la posguerra, buscando un clima de concordia y entendimiento. La gravedad de la crisis económica, que podía incidir en el éxito de la consolidación de la democracia, llevó a los dirigentes de los distintos partidos políticos a, en un clima de consenso y sentido de Estado, acordar las bases de una reforma económica. Se firmaron así, en octubre de 1977, los Pactos de la Moncloa, que implicaban estabilizar la economía mediante la contención salarial, el control del déficit público y frenar una inflación disparada. Fue decisiva la contribución del PCE, con gran influencia en el movimiento obrero a través de CCOO, al control del descontento social de unas medidas que afectaban sobre todo a los trabajadores. Tema 11. La dictadura franquista: (1939-1975): 11.4. La represión, el exilio y los movimientos de protesta contra la dictadura. La cultura durante el Franquismo en España y en el exilio. Desde final de la guerra, la oposición interior fue prácticamente eliminada a través de normas como la Ley de Responsabilidades Políticas (1939), que afectaba a todos los que hubiesen desempeñado algún cargo en la II República, la Ley para la Represión de la Masonería y el Comunismo (1940), La Ley para la Seguridad del Estado (1941) y la Ley de Represión del Bandidaje y el Terrorismo (1947), que llevaron a la cárcel a centenares de miles de personas. El maquis, guerrillas de excombatientes republicanos, fue definitivamente aniquilada por la Guardia Civil en 1952 y los pequeños grupos clandestinos de comunistas, anarquistas y socialistas fueron encarcelados y ejecutados. Las protestas motivadas por las duras condiciones de vida (huelgas en Barcelona y Madrid) fueron duramente reprimidas. En 1944, el Partido Comunista intenta una operación de invasión desde el Valle de Arán que fracasa, y se organiza clandestinamente dentro de España a partir de 1948. En el exterior, los partidos y las organizaciones intentaron reorganizarse, esperando que los vencedores de la guerra mundial forzaran la caída de la dictadura de Franco: Los monárquicos. En 1945, en el Manifiesto de Lausana, Don Juan, exigió la restauración monárquica en su persona, pero Franco contrarrestó sus apoyos con la Ley de Sucesión y negoció con Don Juan, en 1948, que su hijo fuera educado en España. El gobierno republicano en el exilio estaba desunido y carecía de representatividad por lo que no llegó a constituir una verdadera oposición. En los años cincuenta, los grupos opositores en el exilio vieron con frustración la consolidación del régimen franquista tras los acuerdos con EE.UU. A finales de la década se produjeron huelgas por motivos salariales y las primeras revueltas estudiantiles en las universidades de Madrid y Barcelona. El régimen reaccionó endureciendo la represión. A partir de la década de los 60 se va consolidando un importante movimiento de oposición, tanto social como política, de carácter interno: En el ámbito laboral, las huelgas y conflictos se multiplicaron, aparece un sindicalismo clandestino, Comisiones Obreras, que surge en 1962. La ley de Convenios Colectivos de 1958 permitió la infiltración de este grupo como enlaces sindicales. Su éxito en las elecciones sindicales de 1966 hizo que fuera declarado ilegal y sus dirigentes (Marcelino Camacho, Nicolás Sartorius, etc.) perseguidos. En el mundo universitario, en 1966 se crea el Sindicato Democrático de Estudiantes frente al SEU del régimen. Los disturbios y protestas llevan al cierre de Facultades y la expulsión de profesores. En la propia Iglesia, después del Concilio Vaticano II (1962-1965), un sector de la jerarquía católica, como el arzobispo de Madrid, el cardenal Tarancón, o el arzobispo de Bilbao (Añoveros) se alejan del franquismo y muchos sacerdotes jóvenes forman organizaciones católicas obreras, que serán la base del movimiento vecinal en los barrios obreros como la Hermandad de Obreros de Acción Católica, la Juventud Obrera Católica. El resurgir de la oposición nacionalista tanto en Cataluña, donde todas las fuerzas políticas se agrupan en la Asamblea de Cataluña, 1971, en defensa de la libertad y la autonomía como en el País Vasco, donde la Iglesia tuvo un protagonismo importante en la configuración de la oposición al franquismo. El partido hegemónico siguiendo siendo el PNV, pero su conservadurismo social propició la radicalización de algunos grupos nacionalistas y, en 1959, surgió Euskadi ta Askatasuna (ETA), que defiende la lucha armada contra el franquismo como medio para alcanzar la independencia, iniciando los primeros atentados en 1964. El desarrollo de la oposición política. El principal partido de oposición en la clandestinidad fue el Partido Comunista de España (PCE), bajo la dirección de Santiago Carrillo, el PSOE apenas tuvo una presencia real hasta los años setenta y en el ámbito universitario proliferaron grupos anarquistas, maoístas y trotskistas. Se formó también una oposición moderada de carácter demócrata-cristiano con figuras como José María de Areilza o Ruiz Jiménez que, en 1962, participó junto con un sector de los exiliados en una Reunión en Múnich (reunión llamada por el franquismo “el contubernio de Munich”) en la que reivindicaron el establecimiento de un régimen democrático al hilo de la solicitud de ingreso de España en la CEE. En los años setenta los distintos partidos intentaron varias agrupaciones de cara al final del franquismo como la Junta Democrática, impulsada en 1974 por el PCE o la Plataforma de Convergencia Democrática liderada por el PSOE. El cambio de mentalidad se inicia en los años 60: la llegada de turistas, la expansión urbana, el éxodo rural y el bienestar material cambiaron las conductas y las formas de ocio de los españoles. Vacaciones en la playa, viajes de fin de semana, el 600, la televisión, los vaqueros, las discotecas, el rock and roll, etc. fueron incorporándose a la vida cotidiana. La modernización y europeización de la sociedad española cambiaron los valores e ideas sobre la vida familiar, el papel de la mujer (que accede masivamente a la enseñanza universitaria y al mundo laboral) la educación etc. La secularización se va imponiendo, disminuye la asistencia a las misas dominicales, desciende el número de vocaciones religiosas, etc. El régimen franquista resultaba cada vez más anacrónico con las nuevas mentalidades. El franquismo impuso un dominio absoluto de la vida cultural, utilizando los medios de comunicación para adoctrinar a los españoles sobre los valores fundamentales de la religiosidad, el espíritu patriótico, el Caudillo o el pasado imperial. El exilio de gran parte de los artistas, filósofos, científicos, historiadores, etc… (Juan Ramón Jiménez, Severo Ochoa, Rafael Alberti, Ramón J. Sénder, Luis Buñuel, María Zambrano, entre otros) dejó un inmenso vacío cultural frente al cual el franquismo propició una cultura de masas: el cine folklórico, la radio con sus seriales, la literatura popular de novelas rosa (Corín Tellado) y de aventuras (El Coyote), los toros y el fútbol. La censura eclesiástica y política se estableció sobre espectáculos, prensa y libros, así como sobre cualquier manifestación cultural ajena al régimen. Dentro de la cultura oficial destacaron en el mundo de las letras figuras como José María Pemán y Agustín de Foxá. La educación, sobre todo durante la etapa autárquica, fue controlada por la Iglesia, incluida la Universidad que, al igual que sucedió en la enseñanza no universitaria, fue depurada de todos los docentes de izquierdas y liberales. Sin embargo, desde los años cincuenta, apareció una cultura no oficial de la mano de intelectuales de prestigio como Luis Rosales, Torrente Ballester, Laín Entralgo, López Aranguren o Julián Marías; o cineastas como García Berlanga o Carlos Saura. Desde finales de los sesenta, al amparo de la tímida apertura que supuso la Ley de Prensa de 1966, se permitió la publicación de algunos autores prohibidos como Antonio Machado o Ramón J. Sender; surgieron nuevas revistas como o Cuadernos para el Diálogo, Revista de Occidente, Triunfo, etc., que intentaron superar la uniformidad ideológica que pretendía el régimen franquista y toda una generación de nuevos novelistas como Delibes, Buero Vallejo, Torrente Ballester, Camilo José Cela, Blas de Otero o Gabriel Celaya en cuyo “realismo social” había una clara crítica al régimen. El control, tanto del régimen como de la Iglesia sobre la enseñanza se fue diluyendo, especialmente a partir de la Ley General de Educación y en los últimos años del régimen existía una nueva cultura alternativa, totalmente al margen de la oficial, influida por las corrientes europeas contemporáneas. En el campo de la cultura fue uno de los terrenos donde el franquismo cosechó un mayor fracaso. Fuentes: https://albalathistoria.wordpress.com/author/luisprofehistoria/ Historia de España 2º Bachillerato. Ed. Edelvives. Proyecto Fanfest. Tema 11. La dictadura franquista: (1939-1975): 11.3. Transformaciones sociales y económicas. Tras la Guerra Civil el panorama económico español era desalentador. El régimen optó por la autarquía económica, es decir, por prescindir de las relaciones económicas con el exterior y utilizar exclusivamente los recursos propios del país buscando la autosuficiencia económica, tanto por razones ideológicas, siguiendo los modelos fascistas, como por la ausencia de reservas de oro y la imposibilidad de obtener créditos como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial. El Estado puso en marcha una política intervencionista que facilitó el control de la economía por parte de la oligarquía del régimen pero retrasó la recuperación económica: Se limitaron las importaciones y se estableció un tipo de cambio que encarecía los productos que había que importar, como el petróleo, lo que provocó una gran escasez de materias primas y de bienes de consumo. El Instituto Nacional de Colonización promovió infraestructuras hidráulicas y poblados para promover la agricultura de regadío. Se fijaron los precios de los productos agrarios y se centralizó la producción y comercialización de cereales a través del Servicio Nacional de Trigo que compraba las cosechas para garantizar el abastecimiento. Siguiendo el modelo italiano, se creó el Instituto Nacional de Industria (INI) en 1941 para impulsar la industrialización mediante la creación de empresas públicas en los sectores básicos como astilleros, siderurgia, electricidad, automoción, etc.: ENDESA, Iberia, SEAT, HUNOSA, ENSIDESA, etc. A la vez, se multiplican los monopolios: RENFE, CAMPSA, Tabacalera Española, etc. Esta política generará un importante gasto público y la subida de los precios. Las consecuencias de esta política económica fueron la carencia de alimentos y productos básicos, el hambre y la miseria generalizada de la población. Los años cuarenta quedaron en la memoria colectiva de los españoles como los “años del hambre”. Ante la escasez de productos se impuso la cartilla de racionamiento como medio de distribución de los artículos de primera necesidad hasta 1952. Los productores tenían que vender toda la producción al Estado a un precio fijado por éste y luego, el Estado los vendía a los consumidores a un precio establecido. Pero los precios se fijaron por debajo del valor real y muchos productores escondieron parte de la producción para venderla en el mercado negro, surge así “el estraperlo”, un mercado en el que se vendían a un precio real (más alto) productos fuera del control estatal (casi un 30% de la producción) y que fue el origen de considerables fortunas. El acaparamiento de productos para destinarlos al mercado negro, agravó los problemas de abastecimiento de la población. El resultado fue el estancamiento económico, el retraso industrial por falta de materias primas, maquinaria y tecnología, el aumento de la inflación (entre el 13 y el 16%), el descenso de la renta per cápita y la forzosa emigración de las ciudades al campo en busca de alimentos básicos. Las dificultades aumentaron a partir de 1945 cuando España quedó aislada internacionalmente y la autarquía no era ya una opción política. El fracaso de la política autárquica y el final del aislamiento internacional impusieron un giro económico al comenzar los años 50. Se inició una lenta recuperación con la ayuda económica norteamericana, en forma de créditos para la compra de productos agrícolas, materias primas y equipamiento industrial. En 1952, se liberalizaron los precios y el comercio, se permitieron las importaciones, se terminaron los racionamientos y se rebajó el intervencionismo estatal pero, a mediados de la década, la alta inflación, la falta de divisas y el aumento de las protestas sociales, hicieron patente el fracaso de la autarquía y la necesidad de cambiar la orientación económica. 1957 marcó un hito importante en la evolución del régimen. Franco hizo una completa remodelación ministerial entregando la dirección económica a los “tecnócratas” vinculados al Opus Dei: Navarro Rubio (Ministro de Hacienda) y Alberto Ullastres (Ministro de Comercio). Estos van a aplicar el “Plan de Estabilización” de 1959, diseñado según las indicaciones del FMI y el Banco Mundial que lo financiaron con créditos. Se trataba de liberalizar la economía facilitando la entrada de capitales y mercancías, para lo que se devaluó la peseta y se fijó el tipo de cambio. Para estabilizar la economía y frenar la inflación, se limitaron los salarios y los créditos, se redujo el gasto público y se aumentaron los impuestos. Estas medidas, que ocasionaron en un primer momento una reducción de la actividad económica, consiguieron frenar la inflación, reducir el déficit y pusieron las bases del crecimiento económico de los años sesenta. Al programa de estabilización se añadió, en la década de los 60, la puesta en marcha de los Planes de Desarrollo, para impulsar desde el Estado el crecimiento económico. Se fijaba, con carácter indicativo, una serie de objetivos económicos y se estimulaba a los empresarios privados a invertir en determinados sectores o lugares mediante subvenciones, créditos o facilidades fiscales, buscando solucionar las deficiencias de la industria. Se pusieron en marcha tres planes de duración cuatrienal entre 1964 y 1975 y se creó la Comisaría del Plan de Desarrollo, con López Rodó al frente, para supervisarlos. También se crearon Polos de Desarrollo que intentaban reducir los desequilibrios regionales promoviendo industrias en zonas de escasa industrialización. Desde 1961 a 1973 la economía española conoce un crecimiento económico espectacular, entre el 6% y 8% anual, conocido como “El desarrollismo” favorecido por la buena coyuntura económica internacional. Acelerada industrialización: el incremento de la producción industrial fue consecuencia de la entrada masiva de capital extranjero atraído por los bajos salarios y la ausencia de conflictividad de los trabajadores. La concentración industrial aumenta y la mitad de la producción se concentra en tres regiones: Cataluña, Madrid y el País Vasco. Dentro de la industria, experimenta un gran desarrollo la producción de bienes de consumo (automóviles y electrodomésticos), así como la industria química (plásticos y fibras sintéticas), siderúrgica y alimentaria. La productividad se incrementó lo que permitió el descenso de los precios, el aumento de las exportaciones, la subida de los salarios y aumento de la demanda interna que accede a bienes como coches, electrodomésticos, etc. El boom de la construcción estuvo vinculado al éxodo masivo de millones de personas del campo a las ciudades, donde necesitan viviendas, y también a la entrada en España de numerosos turistas extranjeros. Reconversión de la agricultura: el crecimiento de la industria produjo una intensa emigración de mano de obra campesina hacia las ciudades. La disminución de mano de obra en el campo produjo un alza de los salarios e impulsó la mecanización de las tareas agrícolas y la demanda de bienes industriales por parte del sector agrario. El desarrollo del sector terciario como consecuencia del proceso de urbanización, de la mejora de los transportes, debido a las grandes inversiones estatales en infraestructuras y, sobre todo, en el turismo. La balanza de pagos dejó de ser deficitaria, no solo por la entrada masiva de las divisas de los turistas, sino por las aportaciones de los emigrantes (casi 2 millones) que enviaban a España gran parte de sus ganancias y cuya salida a Europa evitó la existencia de una población parada potencialmente conflictiva. El PIB creció a una tasa media del 7% anual, España se integró plenamente en la economía occidental y los niveles de bienestar y consumo aumentaron de forma que el crecimiento económico evitó tensiones sociales y sirvió para asegurar la continuidad del régimen. Pero ese crecimiento económico presentaba importantes deficiencias como la dependencia de la tecnología y capitales extranjeros, los desequilibrios regionales, la expansión urbana desordenada, el deterioro medioambiental, etc. La subida de los precios del petróleo en 1973 detuvo bruscamente ese crecimiento y puso de manifiesto las deficiencias. Aprovechando el crecimiento económico, los gobiernos franquistas pudieron aumentar el gasto social para intentar corregir los desequilibrios sociales. Aunque no se hizo con la misma intensidad que el resto de países europeos, de modo que en España la cobertura social fue mucho menor. Se invirtió en: Infraestructuras de viviendas. Para solucionar el déficit de viviendas, planes de construcción de viviendas de protección oficial (del 61 al 73, se construyó más de la mitad de la vivienda VPO de toda la historia) Gasto en servicios sociales. Existía un déficit de servicios públicos para una población creciente y urbanizada. Para corregirlo en 1963 se aprueba la Ley de Bases de la Seguridad Social y en 67 Ley General de la Seguridad Social. Con estas leyes se unifican todos los seguros sociales y laborales, iniciando la Seguridad Social moderna. Aumento de la natalidad o “baby boom” de jóvenes en los años 60. Por lo que los jóvenes se convirtieron en un grupo social activo que protagonizó protestas y movilizaciones. Con un mayor número de jóvenes se decidió ampliar la edad de educación obligatoria hasta los 14 años al igual que han hecho el resto de países europeos. Esto se hizo en 1970 con la Ley General de Educación. Éxodo rural. Se pasó de casi el 50% de población activa en la agricultura en 1950, al 29% en 1970. Los jornaleros que no estaban a gusto se van, los que se quedaron vieron como sus salarios subieron por falta de mano de obra. Por eso, por primera vez en la historia de España, desapareció la conflictividad social en el campo (revueltas campesinas) Migración interior: abandono del campo y marcha a las ciudades, que crecen de forma desordenada. Migración exterior a otros países europeos (Alemania, Francia y Suiza). Ampliación de la clase media hasta convertirse en la más numerosa por primera vez en nuestra historia. También aumenta el porcentaje de mujeres trabajadoras. Aunque legalmente estaban discriminadas en algunos aspectos, empiezan a convertirse en un grupo social diferenciado. Con la clase media llega la sociedad de consumo, es decir, una economía dependiente de una alta demanda en bienes de consumo. En el 69 ⅔ de los hogares tenían TV y ¼ tenían coche. La sociedad española cambió su mentalidad como consecuencia de la expansión del cambio de hábitat (de lo rural a lo urbano) de la adopción de hábitos característicos de la sociedad de consumo y de la llegada de turistas desde otros países. Afectó sobre todo a los hijos de las nuevas clases medias: la religión perdió importancia, las modas, costumbres y vestimentas que llegan de fuera influyen mucho en los jóvenes, nuevas pautas en la relación entre sexos basadas en una mayor igualdad. Con el Concilio Vaticano II (1962-65) la Iglesia Católica se moderniza. Sectores de la Iglesia más aperturistas conviven con otros sectores más conservadores que reclaman una vuelta a los fundamentos. Fuentes: https://www.profesorfrancisco.es/2022/09/libro-de-historia-de-espana-2-bachiller.html https://javier2pm.blogspot.com/ Historia de España 2º Bachillerato. Ed. Edelvives. Proyecto Fanfest. Tema 11. La dictadura franquista: (1939-1975): 11.2. Institucionalización del régimen. Relaciones internacionales y etapas políticas. El franquismo constituyó un régimen político no democrático y de carácter dictatorial. Pretendía dar una imagen de legalidad, para lo cual se promulgaron una serie de leyes fundamentales que ocupaban el lugar de una Constitución inexistente y se crearon unas Cortes que daban apariencia de un sistema parlamentario. Este entramado político fue bautizado con el nombre de “democracia orgánica", que toma el modelo del estado corporativo. Dicho modelo establece tres unidades de participación popular: la familia, el municipio y el sindicato, por encima de los partidos políticos (herramienta de participación en las democracias tradicionales). Las Leyes Fundamentales del Franquismo son: FUERO DEL TRABAJO (1938): Articulaba las relaciones del mundo del trabajo y establecía los fundamentos sobre los que se organizaría la economía. Triunfaron las tesis de los tradicionalistas y monárquicos frente a los nacionalsindicalistas. LEY CONSTITUTIVA DE CORTES (1942): Establecimiento de unas Cortes con función legislativa limitada. FUERO DE LOS ESPAÑOLES (1945): Declaración básica de derechos y deberes. La relación de derechos no iba acompañada de ninguna garantía para poderlos ejercer. LEY DE REFERÉNDUM (1945): Procedimiento de consulta popular. Pretendía mostrar que en España estaba reconocido el sufragio universal. LEY DE LA SUCESIÓN EN LA JEFATURA DEL ESTADO (1947): España era un Estado católico, social y representativo, que se declaraba Reino, de acuerdo con su tradición monárquica. A Franco se le confirmaba como jefe vitalicio del Estado y se le reservaba el derecho de nombrar sucesor. LEY DE PRINCIPIOS DEL MOVIMIENTO NACIONAL (1958): Principios ideológicos fundamentales. Todos los altos cargos civiles o militares pasaron a ser considerados miembros natos del Movimiento y los funcionarios públicos estaban obligados a jurar sus principios fundamentales. LEY ORGÁNICA DEL ESTADO (1967): Pretendía ser una refundación legislativa del franquismo. Se separaron los cargos de Jefe de Estado y Presidente de Gobierno. Relaciones internacionales y etapas políticas Las diferentes etapas políticas de la dictadura franquista estuvieron condicionadas por la coyuntura internacional. Durante la 2ª Guerra Mundial España fue variando su posicionamiento en función de la evolución del conflicto: ○ Neutral. España se mantuvo neutral al principio de la 2ª Guerra Mundial por su agotamiento posbélico. ○ No beligerante. Cobró protagonismo en el gobierno el Ministro de Asuntos Exteriores y cuñado de Franco, Ramón Serrano Súñer. En 1940 España dejó de ser neutral para ser “no beligerante” como paso previo a su entrada como aliado de Alemania. En octubre de 1940 se lleva a cabo la entrevista de Hendaya entre Franco y Hitler. En ella Franco se muestra conforme en entrar en la guerra pero le pide a Hitler recursos y territorios coloniales franceses considerados por Franco como su “espacio vital”: el protectorado de Marruecos, Orán y territorios del golfo de Guinea. Hitler no acepta porque no quiere enfrentarse a la Francia de Vichy (colaboracionista) y tiene otras prioridades. Aunque no entra en la guerra sí que envía la División Azul para ayudar a Alemania en la invasión de la URSS y vengarse por la ayuda de la URSS a los republicanos. ○ Neutral de nuevo desde 1943 al ver que Alemania estaba perdiendo. Tras la victoria aliada en 1945 Franco intentó el acercamiento a democracias echando a falangistas, quitando el saludo fascista y con nuevas leyes: (Fuero de los Españoles, Ley de Referéndum). Aislamiento diplomático (1945-1950). Tras la derrota de Alemania e Italia, se decidió no invadir España a pesar de su alianza con los países fascistas. Como castigo la ONU en 1946 aprueba una resolución condenando a Franco y recomendando la retirada de embajadores. Así lo hicieron casi todos los países del mundo. Por la misma razón España no recibió las ayudas económicas americanas del plan Marshall, algo que sí que recibieron otras dictaduras (Grecia y Portugal) porque estas no habían sido aliadas de los fascistas durante la guerra. Únicamente ayudaron a España a título individual Argentina (Perón) y Portugal (Salazar). Además España no fue aceptada en las nuevas organizaciones internacionales como el FMI o el Banco Mundial. Por otra parte, las instituciones republicanas intentaron sin éxito desde su exilio en México la intervención militar en España para restaurar la democracia y conseguir apoyo internacional contra Franco. Reconocimiento internacional 1953-1959. Estados Unidos rompe el aislamiento por la Guerra Fría (enfrentamiento entre Estados Unidos y la Unión Soviética). Como a EEUU le interesa tener bases militares en España se consigue romper el aislamiento diplomático. En 1950 Estados Unidos establece relaciones diplomáticas y la ONU hace una nueva resolución anulando el aislamiento. Se dan los primeros créditos y comienza la recuperación económica. En 1953 se firman dos tratados: un nuevo concordato con el Vaticano y los Pactos de Madrid: acuerdos militares con EEUU por los que España obtiene dinero y Estados Unidos cuatro bases militares y derecho de paso nuclear. España entra en la ONU en 1955. Desde su nueva posición de poder, Estados Unidos obliga a España a no resistirse y debe ceder su Protectorado al nuevo Marruecos independiente (1956). En 1959 el presidente de EEUU Eisenhower visita España. Desarrollismo (1959-1973). Franco, que había introducido a los tecnócratas en el gobierno (personas con formación en carreras técnicas procedentes del Opus Dei). concede libertad a éstos para aplicar al Plan de Estabilización (1959) ante la crisis económica que empezó en 1956. Las reformas económicas de los tecnócratas favorecieron la recuperación económica del país. Estos cambios económicos no afectaron a la política del régimen, que culminó su institucionalización con la Ley Orgánica del Estado en 1967, sometida a referéndum el año anterior. En 1969 Franco designa a Juan Carlos de Borbón como su sucesor en la Jefatura del Estado a título de rey. Manuel Fraga eliminó la censura previa (Ley de Prensa, 1966). Con la Ley de Educación de 1970 (Villar Palasí) se establecía la obligatoriedad de la enseñanza básica hasta los 14 años. En política exterior, España no pudo ingresar en la CEE (Comunidad Económica Europea) en 1962 al ser el régimen franquista una dictadura. Tan sólo pudo conseguir un acuerdo preferencial en 1970. Por otra parte, fracasó en el intento de recuperación de Gibraltar (Reino Unido estaba descolonizando posesiones en Asia, África y América). Se concedió la independencia a Guinea Ecuatorial. Se establecieron buenas relaciones diplomáticas con países árabes e iberoamericanos, y acuerdos comerciales con algunos países de Europa del Este. Crisis del franquismo (1973-1975). El asesinato de un inspector de policía a manos del FRAP (Frente Revolucionario Antifascista y Patriota) desata una oleada de detenciones de activistas opositores. Franco designa Presidente de Gobierno a Luis Carrero Blanco, separando los cargos de Jefe de Estado y Presidente de Gobierno. Se conforman dos tendencias dentro del régimen: los “aperturistas”, partidarios de reformas dentro del régimen, y la conocida como el “búnker” o “inmovilistas”, contrarios a cualquier cambio y concesión a la oposición. Los efectos de la crisis del petróleo y las medidas del gobierno adoptadas desatan mayor conflictividad social y la consecuente represión. Se juzga a miembros de CCOO (Comisiones Obreras) en el proceso 1001. Carrero Blanco es asesinado por ETA a los meses de su nombramiento. Es sustituido por Carlos Arias Navarro (inmovilista), cuyo gobierno en su inicio permite cierto aperturismo controlado (“espíritu de 12 de febrero”). Sin embargo, quedó empañado por la ejecución del anarquista Salvador Puig Antich y el “caso Añoveros”. La Revolución de los Claveles en Portugal animó a la oposición al franquismo, dando lugar a la creación de la Junta Democrática (con el PCE como fuerza más destacada) y la Plataforma de Convergencia Democrática (en la que se integró el PSOE, entre otras fuerzas). Ambas buscaban la ruptura democrática (el fin pacífico de la dictadura, amnistía política y elecciones libres). Un atentado indiscriminado de ETA con once víctimas mortales causó una fuerte represión del régimen contra toda la oposición, cerrando así cualquier intento aperturista. La destitución de Pío Cabanillas, ministro que encarnó el tibio aperturismo del 12 de febrero desató una oleada de dimisiones de altos cargos en solidaridad. El final del franquismo se vio caracterizado por la por la aprobación de la Ley de Asociaciones Políticas (que permitía la formación de grupos políticos), la actividad terrorista, la Ley Antiterrorista y ejecución de algunos terroristas de ETA y el FRAP, la presión internacional y las concentraciones de adhesión a Franco en la Plaza de Oriente. A ello hay que añadir la cuestión del Sáhara Occidental, un proceso de descolonización irregular en la que Marruecos aprovechó la delicada situación política de España para movilizar población marroquí en la Marcha Verde y ocupar el territorio. Se firmó el Tratado de Madrid (1975) y la cuestión sigue pendiente de resolverse en la actualidad. El 20 de noviembre de 1975 murió Franco, cerrando así esta etapa de la Historia de España. Fuentes: https://javier2pm.blogspot.com/ Historia de España 2º Bachillerato. Ed. Edelvives. Proyecto Fanfest. Tema 11. La dictadura franquista: (1939-1975): 11.1. El franquismo. Fundamentos ideológicos del régimen franquista en el contexto histórico europeo. El resultado de la Guerra Civil española fue la consolidación del régimen dictatorial que los sublevados habían construido desde octubre de 1936. El régimen perduró hasta la muerte del dictador en 1975. En sus casi cuarenta años de existencia el franquismo se mantuvo siempre como una férrea dictadura, que reprimía a sus opositores. Bases de la dictadura franquista El franquismo instituyó un Estado legitimado tan sólo por la victoria en la Guerra Civil y caracterizado por: Rasgos generales del régimen ​ El totalitarismo. El franquismo nació como una dictadura inspirada en el modelo fascista italiano. Se suprimió la Constitución de 1931 y todas las libertades individuales y colectivas; se clausuró el Parlamento; se prohibieron todos los partidos políticos y los sindicatos. Sólo se permitió la existencia de un partido único y de un único sindicato oficial. ​ El caudillismo de Franco, investido con el título de Caudillo de España, era el Jefe del Estado y durante muchos años también fue el Presidente del Gobierno. Además era Generalísimo de todos los ejércitos y jefe nacional del partido. ​ La concepción unitarista y centralista del Estado. El franquismo abolió los estatutos de autonomía y fomentó la españolización de la población y de los territorios bajo influencia del nacionalismo catalán, vasco y gallego. ​ La represión de toda la oposición. Se persiguió a todos los simpatizantes de la causa republicana de una manera constante y planificada. ​ El control de los medios de comunicación, que estaban sujetos a una rígida censura y eran utilizados como un aparato de propaganda franquista. Familias políticas y pilares del régimen Franco decretó la unificación de sus seguidores en un único partido. No obstante, hubo entre estos varias corrientes ideológicas. Las diferentes facciones en las que se dividieron los los altos cargos del franquismo constituyen las llamadas “familias políticas”. Las tres primeras fueron los apoyos más importantes del régimen. ​ (Militares) El Ejército fue el apoyo más destacado del régimen. Se configuró como el instrumento básico de la represión a través de la extensión de la jurisdicción militar a la población civil y participó activamente en el poder. Buena parte de los ministros fueron militares (más del 40% hasta 1956), que ocuparon carteras (Ministerios) y cargos (Gobernadores). ​ (Falangistas) El partido único, denominado Falange Española Tradicionalista y de las JONS (Movimiento Nacional, o “El Movimiento”), se encargó de dotar al régimen de sus bases ideológicas y de suministrar los cargos de la administración. El partido constituyó cuatro organizaciones de masas: el Frente de Juventudes, dedicado a la formación y adoctrinamiento de la juventud; la Sección Femenina, cuya misión era la de formar a la mujer con los valores tradicionales y en sentido cristiano; el Sindicato Español Universitario (SEU), que pretendía ser un instrumento de control político de los universitarios, y la Organización Sindical Obrera (OSE), que integraba a patrones y trabajadores en una misma organización. ​ (Católicos) La Iglesia católica tuvo un papel destacado en la legitimación del régimen, que se definía como un Estado confesional católico. A cambio de este apoyo la Iglesia obtuvo financiación pública el control casi exclusivo del sistema educativo y el predominio de los valores y la moral católica en el conjunto de la sociedad española. Esta profunda imbricación en el Estado dio lugar al nacionalcatolicismo, resultado de la identificación entre el Estado, la nación española y la religión católica. La Iglesia era la única que podía formar asociaciones al margen del Movimiento, como Asociación Católica Nacional de Propagandistas (ACNP). Esta y el Opus Dei constituyeron importantes grupos de presión dentro del régimen. Con el tiempo, sectores de la Iglesia constituyeron un elemento de oposición al régimen (Concilio Vaticano II, sector izquierdista del clero. ,,,). ​ Monárquicos. Apoyaron a Franco en la guerra civil. Tuvieron menos peso en el régimen. Franco declaró España como reino en 1947 pero no tenía intención de restaurar la monarquía a corto plazo. Se dividían en: ○​ Juanistas. Partidarios de la restauración en el trono de D. Juan de Borbón, heredero de Alfonso XIII. D. Juan intentó atraerse el apoyo internacional con el Manifiesto de Lausana (1945). Franco, con la Ley de Sucesión del Reino (1947) pretendía la restauración monárquica tras su mandato. Franco y D. Juan de Borbón se reunieron y acordaron que su hijo D. Juan Carlos estudiara en España bajo supervisión del régimen. ○​ Carlistas. Partidarios del pretendiente carlista D. Javier de Borbón. Eran más conservadores en lo ideológico (tradicionalismo) y tuvieron menos importancia. Principios ideológicos. Según el marco de crisis del sistema parlamentario liberal y auge de los totalitarismos de izquierda y derecha, el franquismo se postuló ideológicamente en: ​ Nacionalcatolicismo. El término hace referencia a la identificación entre el Régimen y el catolicismo. Es al mismo tiempo la combinación de: ○​ Nacionalismo. Españolista. Se rechazó el nacionalismo periférico y se limitó el uso de otras lenguas regionales. Se consideró a la izquierda como “antiespañola” ○​ Catolicismo. De tipo integrista. Sin libertad de culto y con una visión de la familia tradicional basada en el patriarcado (superioridad del padre de familia sobre una madre/esposa; La figura de la mujer se ensalza e idealiza como la depositaria del don de la reproducción, la responsable del cuidado de niños y la encargada de las tareas del hogar). ​ Nacionalsindicalismo. Ideología que propone un sistema totalitario que defiende el corporativismo, por el que trabajadores y empresarios se integren en una misma organización sindical. ​ Militarismo. Franco era militar y el Ejército fue uno de los apoyos más firmes del régimen, Se pretendía exaltar valores militares: honor, obediencia ciega, dar la vida por la patria, etc. En los años cuarenta la vida se impregna de militarismo: educación física en la escuela, en las organizaciones juveniles. etc. ​ Antiliberalismo (o antiparlamentarismo). Rechazo al sistema democrático por considerarlo fuente de anarquía y de caos. ​ Anticomunismo. El comunismo se considera maligno desde el punto de vista religioso. La obsesión del régimen con el comunismo se mantuvo desde los inicios (etapa fascista) hasta fases posteriores en el contexto de la Guerra Fría. ​ AntiMasonería. Asociaciones secretas que defendían diversas formas de liberalismo. Durante la 2ª Guerra Mundial Franco asoció su ideología a la nazi (complot judeo-masónico). Al terminar esta guerra abandonó el discurso antisemita. Fuentes: www.profesorfrancisco.es https://drive.google.com/file/d/0B4IWNovQh82VSkNUZWVMMUcxcVk/view?usp=sharing&resourcekey=0-9JS914fAm6 HjNWO8zsOK7g Historia de España 2º Bachillerato. Edelvives. Proyecto Zoom.